Martes, 24 de mayo 2022, 20:19
Un estudio elaborado desde Salamanca alerta sobre la ‘otra letalidad’ que tuvo la primera ola de la pandemia del covid: la cantidad de intentos de suicidio que, a diferencia de los meses anteriores, sí se llevaron a efecto.
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El proyecto Covid y Salud Mental -financiado por la Gerencia Regional de Salud- analizó una muestra de 241 pacientes que, de enero a julio de 2020, fueron atendidos en las Urgencias del Hospital de Salamanca por ideación o conductas suicidas. “Entre las conclusiones más importantes de este trabajo destaca la mayor letalidad de los intentos de suicidio en ese periodo de tiempo y los tres grupos de población especialmente vulnerables: los hombres, los jubilados y los mayores de 65 años”, destaca la doctora Llanyra García-Ullán.
Es decir, las personas a las que la idea del suicidio les rondaba en la cabeza, se encontraron en tal situación de desesperación que lo llevaron a cabo de una manera más contundente.
La valoración del riesgo de suicidio -explica la psiquiatra del Hospital- “es una tarea compleja en la que se analizan varios factores de tipo personal como la edad, sexo, existencia de una enfermedad mental subyacente... También factores contextuales como los eventos estresantes, la situación laboral, el nivel educativo...”. A estos factores se sumarían otros más diversos como “maltrato, abusos sexuales o el fácil acceso a medios letales”.
La historia clínica de los pacientes sigue siendo una de las mejores herramientas para que los sanitarios puedan detectar la alarma de que algo no va correctamente en esa persona, pero también valoran unas escalas psiquiátricas -que están científicamente validadas-, o que el propio paciente reporte un incremento del consumo de drogas, desesperanza o, directamente, amenace con suicidarse. Los datos del estudio reflejan que, si bien hubo más intentos de suicidio en los meses anteriores al confinamiento, los que se llevaron a efecto durante la pandemia fueron más letales. El perfil del paciente que tiene ideas suicidas “varía entre los que lo intentan y los que llegan a consumar el suicidio”, detalla García-Ullán. En el primer grupo destacan las mujeres, de edad media, que viven solas y tienen problemas económicos y otros factores vitales estresantes. “El suicidio consumado es más frecuente en hombres mayores de 55 años, separados o viudos y que padecen depresión, esquizofrenia o trastorno por consumo de drogas”.
El equipo de profesionales del Hospital y el IBSAL están analizando ahora “los datos de las diferentes olas posteriores, porque preocupan especialmente las poblaciones infantojuvenil y geriátrica”.
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