Lunes, 26 de septiembre 2022, 13:39
El consejero de Sanidad de Castilla y León, Alejandro Vázquez, anunció esta semana la intención de la Junta de levantar el veto al tabaco en las terrazas de bares y restaurantes. Una declaración de intenciones que ya celebran entre los hosteleros.
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El avance lanzado desde Sacyl va en dirección contraria al tomado en Cataluña. El consejero de salud catalán ha afirmado que está preparando una ley que prohibirá fumar en las terrazas de bares y restaurantes, así como en entradas y salidas de los alumnos en los colegios y en las paradas de autobús. Pero sobre todo consideran clave declarar la guerra al tabaco en el entorno de la hostelería, ahora que la población parece haberse acostumbrado -o resignado- a asumir esta norma.
Puede que otras comunidades siguen la misma estela, pero Castilla y León no está en esa dinámica. “No tenemos ese tipo de planes de prohibición”, afirmó Alejandro Vázquez esta semana cuando se le preguntó al respecto.
El presidente de la Asociación de Hostelería de Salamanca, Jorge Moro, lo cataloga como “una buena noticia”. “Nuestra postura es que debemos valorar levantar la prohibición de fumar en terrazas porque -desde el punto de vista del covid- es un espacio al aire libre, pero también porque si la gente fuma, nos están haciendo a nosotros responsables de evitarlo y no somos ningún tipo de autoridad para estar pendientes de continuo”, argumenta.
Moro asegura que los profesionales salmantinos han tenido “muchos problemas con clientes de toda la vida por tener que llamarles la atención”. “Se enfadan, te responden y son tus clientes. Te ponen en un compromiso porque tú no eres un policía”.
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El hostelero indica que “la prohibición la hemos entendido perfectamente durante los peores momentos del covid porque el humo podía transportar el virus, pero no dejamos de ser lugares de ocio y al aire libre, como pueden ser otros espacios donde también se fuma”.
El sector considera que la norma también ha tenido una repercusión económica porque los establecimientos que han defendido la prohibición con un mayor celo, son lo que han salido peor parados porque han perdido a clientes que se han molestado por ser recriminados por un camarero”.
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Muchas terrazas de la ciudad optaron por colgar carteles que avisaran de la prohibición y que los camareros no tuvieran que ser los vigilantes, pero “aún así, la gente fuma y al final se enfadan todos: ellos porque no paras de recriminarles y también el hostelero porque les llamas varias veces la atención y ni siquiera así te respetan”.
Las declaraciones de las distintas comunidades autónomas respecto al tabaco en la terrazas de bares y restaurantes ha abierto un debate sobre si no sería una ‘buena’ oportunidad para dar un paso más en la lucha frente al tabaco, como ya se hizo cuando se prohibió fumar en los interiores. En aquella ocasión se habló de una ruina para los negocios, pero finalmente la población lo entendió como una medida cívica y lo respetó.
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