Jesús Alberto Martín, padre y cuidador no profesional de su hijo con parálisis cerebral.

“Los cuidadores seguimos en riesgo”

Jesús Alberto Martín es un ejemplo de familias que ejercen de cuidadores no profesionales de grandes dependientes adultos y que siguen sin ser vacunados: “Llevamos una vida monacal. No podemos arriesgar”

Jueves, 6 de mayo 2021, 13:15

Ha sido el año más duro de mi vida”. Así lo confiesa Jesús Alberto Martín, padre que ejerce junto a su mujer de cuidador no profesional de su único hijo de 36 años con parálisis cerebral. Lo lleva haciendo desde que su hijo vino al ... mundo. En aquel parto el bebé se quedó sin oxígeno durante un tiempo lo que provocó un daño irreversible en el cerebro. “Si hubiese sido un parto por cesárea mi hijo hubiera sido un niño normal. Ahora tiene 36 años pero es como si tuviera cuatro años”, explica Jesús Alberto, que aún recuerda lo complicados que fueron aquellos primeros años de la vida de su hijo.

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La pandemia ha puesto a prueba a esta familia, que lleva más de un año cumpliendo a rajatabla todas las limitaciones. Sin salir de casa, sin viajes, sin reuniones familiares ni con amigos, sin acudir a establecimientos... Toda precaución es poca cuando se trata de la salud de un hijo, que ya de por sí es delicada, y de la de los propios padres. “No te puedes arriesgar y no te atreves. Tenemos que evitar cualquier complicación de salud”, cuenta Jesús Alberto, que además es presidente de la asociación Aspace.

Hace unas semanas su hijo recibió la segunda dosis de la vacuna por ser gran dependiente, pero aquel motivo de celebración y respiro en cierto sentido, no ha supuesto ningún cambio en sus vidas. Siguen con las mismas precauciones. “Te quitas la preocupación más importante pero ahora nosotros seguimos de por medio. Por eso no hemos cambiado ningún hábito”, reconoce.

“Celebramos que se vacune a los padres de menores pero es un descrédito que lo hagan porque lo hacen otras regiones”

Son muchos los casos como el de Jesús Alberto y su hijo, donde los grandes dependientes adultos son atendidos y cuidados por sus padres, de 50 a 70 años de edad en su mayoría y que siguen en riesgo ante la covid. Unos cuidadores no profesionales que se sacaron del protocolo de vacunación. Después sólo entraron aquellos mayores de 80 y el resto se quedó en el más absoluto olvido.

“Nos hemos quedado en el limbo de los justos. Llevamos una vida bastante confinada y monacal porque aunque mi hijo esté libre también puede coger el virus y transmitírnoslo. Y es un verdadero riesgo para nosotros”, incide Jesús Alberto, que recuerda que aún hay muchas familias en Aspace que no llevan a sus hijos a los centros para evitar ese riesgo de contagio aunque los grandes dependientes ya estén vacunados.

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Esta semana, la consejera de Sanidad de la Junta de Castilla y León, Verónica Casado, anunció tras una petición del PSOE y después de comprobar que tras muchas comunidades ya lo estaban haciendo, que se comenzaría a vacunar a los cuidadores no profesionales de menores grandes dependientes.

“Aunque mi hijo está vacunado puede coger el virus y contagiarnos. Por eso no podemos cambiar los hábitos”

“Nosotros en Aspace celebramos lo de los padres de los pequeños porque era una preocupación muy grande, pero que lo hagan porque han visto que lo hacen otras comunidades provoca una sensación de descrédito hacia los gobernantes. Se ha visto que ha sido una carambola política y demuestra que ya no saben cómo gestionar. No vale que te digan que no hay vacunas. Es su responsabilidad resolverlo”, se queja Jesús Alberto Martín, que exige que se vacune con urgencia a todos los cuidadores de los grandes dependientes. Preocupa sobre todo el tramo de 65 a 69 años de padres de dependientes y que siguen sin fecha de vacunación en Salamanca.

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Esta semana, la consejera Verónica Casado afirmó que los dependientes ya están vacunados y para proteger a las personas al cargo de sus cuidados se está esperando a ver qué vacuna se decide poner dado que la mayor parte de ellos son menores de 60 años, algo que ocurre también con algunos trabajadores en centros de adultos.

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