Un salmantino al frente de la dirección general de Infraestructuras sanitarias de Castilla y León.
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–Va usted de reto en reto con apenas 37 años cumplidos.
–Yo estudié Medicina y me especialicé como médico de familia. Ejercí en La Alamedilla y después estuve en Urgencias. Siendo urgenciólogo se me ofreció la posibilidad de coordinar la Unidad de Calidad, que me parecía muy interesante, y después surgió la subdirección médica que me permitía seguir trabajando en Calidad y, a la vez, organizar el traslado al nuevo Hospital de Salamanca, que consideramos que fue un éxito.
–Desde la Consejería se le señala como una de las piezas con más futuro. ¿Se plantea ese futuro con bata o con corbata?
–Allá donde voy trato de aportar lo mejor de mí mismo y asumo los restos con responsabilidad. Este reto actual es mayúsculo y estoy centrado en dar respuesta a la confianza que han depositado en mí. Si surgiera otro reto, en función de la situación personal y laboral veríamos si estoy en condiciones de afrontarlo.
–¿Existe alguna comunidad que gestione tantas instalaciones sanitarias como Castilla y León?
–¿Con 14 hospitales, más de 200 centros de salud y 3.000 consultorios? No hay ninguna comunidad con tantas instalaciones sanitarias ni tan extensa. Nadie tiene una red dedicada a la atención de las personas como la nuestra.
–Ya se ha decidido amplia el futuro edificio de consultas del Hospital de Salamanca para cubrir otras necesidades.
–Nosotros tenemos una relación directa con el equipo del Hospital de Salamanca y una línea de trabajo siempre abierta en este sentido. Después de demoler el Clínico se construirá los bloques K y L y desde la dirección nos manifiestan propuestas encaminadas a dar la mejor atención posible. Tras estudiarlo con el equipo de aquí podemos decir que somos optimistas y que habrá acomodo para esas necesidades. Veremos cuál es la solución técnica concreta que usamos, pero las necesidades se verán satisfechas.
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–¿Se ganarán los 5.700 metros que hacían falta?
–Sin entrar en metros, se cubrirán las necesidades. El proyecto del futuro edificio eran más de 20.000 metros distribuidos en dos sótanos bajo tierra y otras cuatro plantas. Ahora habrá ganancia.
–¿Para qué se usará el espacio?
–La asistencia sanitaria y la formación han evolucionado mucho y hay que darle acomodo.
–Ahora es usted uno de los responsables más buscados en todas las provincias. De usted dependen muchas obras.
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–Soy interlocutor de autoridades locales, colectivos, gerencias... Pero estamos todos muy alineados porque las gerencias de otras provincias no son un equipo diferente a nosotros. Estamos todos centrados en dar la mejor atención a los ciudadanos. De hecho, lo que me decantó para formar parte del reto es la tendencia del actual consejero en apostar por el diálogo.
–¿En qué fase están dos viejos proyectos como los de El Zurguén y Prosperidad?
–Lo primero que se estableció por parte de la Gerencia de Atención Primaria y la Gerencia de Salud de Área es que para ellos, ambos centros eran prioritarios dentro de la provincia. Al considerarlos prioritarios, y dado que el consejero ha hecho ese mensaje como propio, estamos ya definiendo de forma concreta el plan funcional: el número de consultas de médicos, Enfermería, Pediatría, otros servicios... Definiremos bien con ambas gerencias los recursos y espacios y cuando esté definido hablaremos con Ayuntamiento y Diputación para establecer la ubicación concreta de esos centros.
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–La idea es trabajar en ambos centros de salud a la par, pero ¿de cuánto tiempo hablamos?
–Lo que podemos decir es que novedades habrá en un margen de meses. Esto es como un iceberg: cuando comienzan las excavadoras es cuando ves la obra, pero eso lleva detrás un trabajo de diseño, licitación... La mitad del tiempo en este tipo de proyectos es de proceso administrativos y la otra mitad, o menos, es la obra.
–¿Tiene usted que decidir qué se hará con el Virgen de la Vega en 2025?
–Uno de los proyectos que se me han encomendado, además del plan de Calidad de la Gerencia Regional de Salud, es el plan de infraestructuras. Dentro de ese plan hay que dar respuesta a todas las necesidades y creo que el nuevo Hospital de Salamanca, cuando estén todas las fases concluidas, será lo suficientemente solvente como para responder a todas las necesidades de la población.
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–Al parecer se está encontrando muchísimo amianto en el viejo Hospital Clínico y eso ralentiza el derribo.
–Así es. El amianto era una solución que desde mediados del siglo XX se usaba en todo tipo de construcciones. Luego fueron saliendo normativas que lo iba limitando, pero la última y más restrictiva es de 2001. Posiblemente, la principal complejidad técnica de demoler el Clínico es, además de la proximidad con el nuevo centro, la presencia del amianto. Pero el criterio por el que nos guiamos en el derribo es claramente el de la seguridad. Hay que respetar la seguridad de los pacientes, profesionales y trabajadores de la obra.
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