Los grandes afectados por la ola de calor de esta semana son los profesionales expuestos a las altas temperaturas. Obreros, camareros, jardineros, relaciones públicas, montadores, barrenderos..., son algunas de las muchas labores que han de realizarse al aire libre durante el verano ... salmantino.
Publicidad
Estos trabajadores siguen una serie de medidas para combatir los rayos de sol. “Para aguantar la jornada laboral me hidrato cada quince minutos, me echo crema solar para proteger la piel y descanso cuando puedo a la sombra”, expresa el jardinero Cándido Benito. El profesional lleva 25 años trabajando a la intemperie y conoce las prevenciones frente al calor, aunque algunos días “se le hacen muy duros”. “Agradezco tener un uniforme más ligero para el verano porque con el de invierno sería imposible trabajar”, detalla Cándido Benito.
Otra de las víctimas propicias de la canícula es la relaciones públicas, Aike Martín. Ella se protege todos los días la cabeza con una gorra y lleva una botella de “agua fresquita” que introduce cada noche en el congelador “para que se conserve toda la mañana”. Además, cuando hace “excesivo bochorno” se cambia de sitio y se turna la sombra con una compañera de trabajo “cada una media hora para prevenir la migraña” que le desencadena el sol. “Es mucho más fácil trabajar por las tardes porque por las mañanas noto que la gente no quiere cogerme los folletos por el calor”, explica la relaciones públicas.
El montador de escenarios, Lorenzo Rodríguez es consciente de estas “circunstancia extremas” y por eso bebe mucho líquido para no deshidratarse. “Nuestra profesión es complicada en este periodo porque se hace cansado cargar peso con estas temperaturas”, manifiesta Lorenzo Rodríguez, operario en el montaje de un escenario en la Plaza Mayor a unos 38 grados de temperatura.
El sector de la hostelería también padece la ola de calor y los camareros experimentan cambios constantes de calor y de frío cada vez que salen del local con aire acondicionado a servir a las terrazas. “La vida nos dan las sombrillas para reducir nuestra exposición al sol. He entrado al bar a las ocho de la mañana y a las diez ya me había bebido un litro y medio de agua”, declara Billal Mrabet, un camarero en la Plaza Mayor.
Publicidad
El obrero Antonio Torres explica que ingiere “cuatro o cinco litros antes de comer” y que “reposa a la sombrita de vez en cuando”. El profesional reconoce que el casco y los pantalones largos “meten mucho calor, pero es obligatorio llevarlos para prevenir riesgos laborales” . “ Yo nunca he sufrido un golpe de calor, pero esta semana lo ha experimentado un compañero y lo ha pasado tan mal que se está sometiendo a pruebas médicas”, concluye Antonio Torres.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.