Una persona salmantina será la tercera de Castilla y León —y la segunda de Salamanca— en acogerse a la ‘nueva’ Ley de Eutanasia desde que se aprobó en junio del pasado año y fue trasladada a las autonomías.
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El primer caso en Salamanca se realizó en el Hospital de Los Montalvos y actualmente se está tramitando otra nueva petición, que ya ha sido autorizada, y que por los plazos que suele demorarse cada una de las fases, podría llevarse a cabo dentro de tres o cuatro semanas.
El proceso, desde que es solicitado por el enfermo hasta que se aprueba y se lleva a efecto, suele prolongarse durante mes y medio, y el que se ha activado en Salamanca está entrando en la fase de desenlace.
Personal sanitario de la provincia de Salamanca recibió a comienzos de semana la visita de miembros de la Consejería de Sanidad para comunicar que hay una solicitud de eutanasia autorizada y que habrá que llevarla a cabo durante el mes de marzo, posiblemente, por el propio personal de Atención Primaria.
Esta información estaría generando una oleada de nuevas objeciones de conciencia, sobre todo entre el personal de Enfermería, puesto que entre los médicos ya había cerca de 250 a comienzos del año.
Desde el sindicato CSIF aseguran: “La Enfermería siente que no se ha contado con nosotros a la hora de elaborar los protocolos. De hecho, en los textos de la Ley nos llaman ‘otros profesionales’ cuando en realidad somos los ejecutores. Ahora llega la noticia de que habrá un caso en Salamanca y muchos compañeros nos han dicho que van a inscribirse en el registro de objeción de conciencia porque hay que tener la cabeza muy amueblada para hacerlo. No es como inyectar un medicamento cualquiera. Sabes que después de hacerlo ya no va a ser lo mismo y ni siquiera se contempla un apoyo psicológico para el profesional que administre ese fármaco”, explica Alberto Molina.
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Desde el sindicato de Enfermería SATSE apuntan que “el primer caso de eutanasia en Castilla y León se hizo de una manera en la que no hubo problemas de objeción”, y añaden que “prácticamente no había nadie de Enfermería inscrito en el registro de objeción de conciencia respecto a la eutanasia”. La presidenta del sindicato, Mercedes Gago, asume que “a medida que vayan surgiendo casos que afecten a más provincias y, sobre todo a equipos que sean designados para realizar una eutanasia, es cuando los profesionales van a declararse objetores”.
Gago se mostró “totalmente comprensiva” con las enfermeras que no quieran participar en este proceso. “A muchas de nosotras nos han enseñado a hacer lo contrario: a pelear por mantener a la gente con vida, y aunque respetamos y entendemos perfectamente en qué consiste este proceso, también hay que entender que es duro para los sanitarios”.
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