Lunes, 1 de marzo 2021, 11:56
El Hospital de Salamanca ha superado el medio centenar de pacientes intervenidos con las revolucionarias terapias CAR-T, que son capaces de funcionar en aquellos cánceres donde el resto de tratamientos ya han fracasado.
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El Clínico salmantino ha dado esperanza a 53 enfermos -procedentes de toda España- y ha sido necesario aguardar un periodo de 18 meses hasta poder llegar a la conclusión de que, efectivamente, se han cumplido todas las estadísticas e informes sobre la efectividad de estos fármacos: más de la mitad (dependiendo de la enfermedad) de los pacientes que ya no tienen esperanza de curación, porque no han funcionado los tratamientos previos, terminan controlando su enfermedad a largo plazo gracias a estas terapias.
La primera vez que un paciente recibió células CAR-T en Salamanca fue el 13 de mayo de 2019. En aquella ocasión fue parte de un ensayo clínico dirigido por la doctora Caballero, pero supuso el punto de partida de toda la estructura que posteriormente se construyó en el Hospital.
De los 53 pacientes tratados con las novedosas células ‘adiestradas’ para que sepan reconocer y atacar a las células malignas, 23 recibieron tratamientos ‘comerciales’ (que ya han sido aprobados por la Agencia Europea del Medicamento), mientras que 25 formaron parte de ensayos clínicos. Además, otros cuatro enfermos fueron tratados con CAR-T en uso compasivo. Es decir, productos que están en fase de aprobación comercial, pero como el paciente no puede esperar ese tiempo, se autoriza a medicarles de forma excepcional.
El de Salamanca es uno de los ocho hospitales autorizados en toda España para realizar esta técnica. Por este motivo se ha tratado a pacientes de Castilla y León, pero también de Extremadura, Galicia, Asturias, Madrid, Castilla-La Mancha, Andalucía, Comunidad Valenciana, Murcia y Canarias.
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Uno de los resultados más positivos que ha conseguido el servicio de Hematología de Salamanca es que solo el 2% de los pacientes tratados tuvieron que ingresar posteriormente en la UCI. Las terapias CAR-T también conllevan un riesgo, hasta el punto de que el promedio de pacientes que han necesitado cuidados intensivos en otros centros del país ronda el 30%.
Estos tratamientos consisten en extraer células del propio enfermo, se envían a un laboratorio para que sean modificadas genéticamente y se vuelven a introducirlas en el paciente, pero ya ‘adiestradas’ para que sepan reconocer a las células cancerosas y las destruyan.
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Se trata de una estrategia que funciona donde ya no hace efecto la quimioterapia.
Las células del sistema inmune de los pacientes tienen unas proteínas llamadas receptores que sirven para identificar moléculas extrañas dentro del organismo como, por ejemplo, un cáncer, pero en ocasiones no hacen su trabajo. En la terapia CAR-T se toman las células del enfermo y se le añade un receptor artificial, creado específicamente para reconocer unas células cancerosas concretas. Salen del paciente como células normales y regresan convertidas en un medicamento personalizado.
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