Domingo, 13 de marzo 2022, 22:53
Hay negocios que no pueden modular su consumo de la luz, al ser imprescindible para producir, como en el caso de los panaderos, o para mantener la actividad, como en el de la pescadería y la hostelería. Jorge Moro tiene un restaurante y ya avanza que está cambiando las cartas para subir los precios. “Es imposible mantenerlos en esta situación, pagamos de luz más que de renta”. Explica que la última factura, que cubría 18 días, ha sido de 980 euros.
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“Ahora espero la del mes entero y no creo que baje de 1.600 euros, cuando hace un año pagaba como mucho 1.000 euros”. Confiesa que esto se pone “muy feo”. Otros hosteleros también plantean subir sus tarifas afectados, además de por el encarecimiento de la luz, por el del precio del transporte. “Somos un sector muy dañado por esta escalada de precios. Lo veo negro, porque una guerra supone atravesar una crisis real y de enormes dimensiones, y más cuando implica a países clave en el suministro tan necesario en el día a día como es el gas”, añade Moro en relación al conflicto entre Ucrania y Rusia.
Las panaderías son otro de los sectores damnificados por la subida de la electricidad, ya que muchos hornos utilizan esta energía. Otros funcionan con gasoleo, que no se libran de la alzas. En el caso de Joaquín Marcos, sus máquinas van por luz.
“La verdad es que antes de la guerra de Ucrania la escalada de precios ya nos había perjudicado mucho, pero ahora cada vez más”. No se plantea dejar de producir “porque la gente tiene que comer pan”, pero reconoce que en su caso las facturas son el doble que hace un año, pasando de 800 euros a 1.600 euros al mes. “La subida de los combustibles también es descomunal, así como la de la harina. Va a ser muy duro para todos, no solo para los panaderos, y el que más asustado está es el consumidor, que tiene motivos para ello”. Confiesa que no tiene manera de modular el recibo cambiando las horas de producción. “Trabajamos desde las 3 de la mañana y dejamos de cocer a las 11, no podemos cambiar el horario”.
Eduardo Pérez es dueño de una pescadería en Salamanca. Su consumo de luz es alto por la iluminación del establecimiento, las cámaras y los congeladores. “Lo único que he hecho ha sido cambiar de compañía y mirar a ver si se puede bajar un poco el precio. Es mejor opción que incidir en el consumo, que siempre es el mismo porque la luz la enciendes a la misma hora”, relata.
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De momento confiesa que está “sujetando” los precios para no trasladar al cliente los sobrecostes por el encarecimiento del transporte y de la energía, algo en lo que de momento también están los proveedores, incluso los del hielo “a pesar de que les sube tanto la factura de la luz”, apunta Eduardo. “En principio las pérdidas son asumibles y hay que tirar para adelante”, matiza manteniendo una postura positiva y advierte de que esta situación también afecta a las carni
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