Juan Pedro Bolaños supervisa un trabajo en el IBFG.

La Universidad de Salamanca da un importante paso en la búsqueda de un fármaco frente al ictus

Ensaya con éxito un fármaco, creado en colaboración con una empresa de Moscú, para la recuperación del infarto cerebral

Jueves, 15 de agosto 2019, 22:05

La Universidad de Salamanca ha dado un importante paso en la búsqueda de un tratamiento que ayude a que las personas que sufren un ictus puedan recuperarse con muchas menos secuelas y, en un futuro, pueda enfocarse incluso como método de prevención.

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El catedrático de la Universidad de Salamanca, Juan Pedro Bolaños, en colaboración con la subdirectora del IBSAL, Ángeles Almeida, ha presentado los resultados de su último estudio: un nuevo ‘fármaco’ que si se administra en la fase de repercusión del ictus —cuando el flujo regresa al cerebro— se consigue una recuperación con mucho menos daño cerebral y con alto grado de protección de las neuronas que no han ‘muerto’ durante el ictus.

La génesis de este estudio parte en el descubrimiento de una diana molecular que se halló años atrás en Salamanca. “Hemos abierto una colaboración con una empresa de Moscú, que se encarga de sintetizar y generar nuevas moléculas de diseño. No son moléculas halladas al azar, sino creadas específicamente para interactuar con dianas concretas”, explica el catedrático Bolaños.

Los salmantinos pretenden detener el proceso de neurodegeneración “primero en modelos de experimentación y luego en modelos preclínicos: ratones vivos”, apuntan.

Los rusos generaron las moléculas, la Universidad y el IBSAL aportaron el modelo y comenzaron a experimentar. “Hemos testado qué sucede al administrar esta molécula en modelos de ratón con ictus, que no deja de ser una isquemia cerebral transitoria”, relata Juan Pedro Bolaños.

En la actualidad ya existen fármacos que se administran para disolver los coágulos que se formen durante un ictus, pero no son eficaces al 100%. Los salmantinos han aplicado su producto en la fase de recuperación y los daños han sido considerablemente menores.

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El siguiente paso lógico sería dotar a los ensayos de la seguridad suficiente para trasladarlos a humanos.

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