Miércoles, 2 de marzo 2022, 19:15
Mariya Harmatyuk solo acierta a decir “gracias” a la población salmantina. La acción improvisada del domingo llenó en apenas unas horas una furgoneta con destino a Rumanía. El vehículo se encuentra a punto de llegar a su destino donde van desde ropa, vendas, ... alimentos y medicamentos de primera necesidad. La nave cedida por la Diputación en el Recinto Ferial no para de acoger vehículos a diario para distribuir todo lo que se está recogiendo en los numerosos puntos oficiales repartidos por toda la ciudad. “La gente no para de llamar y ofrecer ayuda. Los farmacéuticos nos dan medicamentos, empresas de embutidos nos traen productos envasados al vacío”, agradece la responsable de la Asociación de Ucranianos en Salamanca, que pone un ejemplo de hasta dónde llega la solidaridad: “El domingo vino un hombre mayor con un bastón y unas latas de sardinas. Nos dijo es poco, pero seguro que ayuda. Me emocioné”.
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Con la nave llena de productos, ya están pendientes para realizar nuevos envíos. “El único problema que tenemos es la logística del transporte. El chico que ha ido hasta Rumanía tenía licencia de transporte turístico y hacía este recorrido”, señala. Por ello, señala que en los próximos días también habilitarán una cuenta para canalizar los donativos económicos para las ayudas de gasolina. Una vez allí, se reparte o bien a voluntarios ucranianos que posteriormente lo reparten en el interior del país. “Muchos de los que están huyendo de sus casas se van con lo puesto y ya está empezando a haber racionamientos de alimentos”, reconoce Harmatyuk.
Nataliya Antokhiy también participa en la canalización de la ayuda que compatibiliza con sus estudios y mantiene comunicación directa con amigos que tiene en el frente que nunca habían empuñado un arma. “Me dicen que necesitan baterías y también móviles antiguos de los de mensajes de texto para el ejército”. Reconoce también que están “desbordados” ya que nunca habían participado en algo similar, pero están recibiendo muchos apoyos para aprender a cómo canalizar la ayuda. También se han ofrecido desde organizaciones como Cruz Roja para cooperar.
“Mis amigos nunca pensaron estar en el frente”. Este es otro de los dramas. “Tengo amigos con mucho miedo, pero que tratan de no pensar en ello para que no les paralice. Son estudiantes que jamás se habían pensado estar en el frente tratando de que no pasen tanques blindados rusos. Jamás habían cogido un arma y eso para ellos es traumático”, asume.
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