La pandemia provoca un ‘tsunami’ de cierres de oficinas bancarias en Salamanca

La pandemia ha provocado un “tsunami” de cierres de oficinas bancarias, una tendencia que se arrastraba desde hace más de una década, pero que el coronavirus ha agudizado a extremos jamás visto. Prueba de ello es que en el último año se han clausurado una cuarta parte de las sucursales que había en la provincia. El problema no solo afecta al medio rural, también a la propia ciudad, que ha visto como decenas de locales quedaban vacíos al desaparecer la oficina del banco. El futuro, al menos a corto plazo, tampoco apunta a cambios, ya que hay en marcha varios procesos de fusiones de entidades en los que ya se han anunciado nuevos cierres en Salamanca.

El último informe del Banco de España revela que a 30 de junio quedaban solo 164 oficinas abiertas en la provincia. Se trata de 50 menos que las había un año antes, una caída jamás registrada en tan corto periodo de tiempo. Lo habitual era que cada año echaran el cierre entre 10 y 30 oficinas.

La digitalización del sector representa una de las causas de la desaparición de sucursales. Las entidades financieras llevan una década potenciando sus servicios digitales para relacionarse con el cliente, reduciendo cada vez más el tiempo en el que atienden de forma presencial para gestiones de trámite. La pandemia, además, ha potenciado todavía más este modelo, ya que más personas que no estaban habituadas a relacionarse por esta vía con su banco lo han tenido que hacer en el último año por las limitaciones sanitarias o las impuestas por el propio banco.

También hay otra razón que ha llevado a que solo queden 164 oficinas operativas, frente a las 408 que había en 2008. Las fusiones que en los últimos años se han acordado en el sector han provocado el cierre de sucursales porque había solapamientos. Además, todo apunta a que en 2022 continuará la pérdida de entidades porque la apuesta de la banca por la digitalización y las fusiones se ha redoblado a raíz de la pandemia. De hecho, ya hay en marcha varios procesos de unión entre entidades con gran presencia física en la provincia. Unicaja, tras su unión con Liberbank, ha anunciado el cierre de 10 sucursales en Salamanca más el despido de 57 trabajadores.

La situación ha obligado a intervenir incluso a las administraciones públicas, que han ideado fórmulas para que los vecinos ubicados en el medio rural puedan seguir realizando sus gestiones sin tener que desplazarse a otra localidad. Aldeaseca de la Armuña, Galinduste, Hinojosa de Duero, Topas o Villarino son solo algunos de los que han dado el paso de poner un cajero automático con el que dar un servicio muy necesario a sus ciudadanos. Incluso la Diputación ha proyectado un plan para habilitar cajeros en los bibliobuses con la idea de ponerlo en marcha lo antes posible.

El cierre de oficinas está suponiendo un grave problema en el medio rural, debido a que los ciudadanos tienen que desplazarse a otras localidades, a veces hasta decenas de kilómetros, para poder hacer gestiones. También porque hay sectores de la población, como los mayores, que tienen problemas para viajar, así como desconocimiento para realizar trámites de forma telemática. “Los más perjudicados son las personas de más edad. Quedarse sin la sucursal del pueblo les impide hacer las gestiones más básicas”, apunta Roberto Bernal, representante de la Unión de Consumidores de Salamanca-UCE. Señala incluso que los perjuicios de la oleada de cierres afecta al conjunto de los ciudadanos. “Las entidades han apostado por una gestión a través de los cajeros o la banca digital, por lo que se pierde el contacto personal. El asesoramiento o las explicaciones por teléfono o vía telemática es de peor calidad que de forma presencial, además de ser menos transparentes”, afirma.

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