La guerra de Ucrania pasa factura a los salmantinos, a los que ha incrementado un 20% el precio de la cesta de la compra. Si en febrero, antes de que comenzara la invasión de Rusia, una selección de 49 productos suponía un desembolso medio de 186,49 euros en Salamanca, en la actualidad esa misma compra implica gastar 35,51 euros más, hasta llegar a los 222 euros, tal y como ha confirmado LA GACETA después de comprobar los precios medios en diferentes supermercados y establecimientos de alimentación de la ciudad. En esta cantidad implica rascarse el bolsillo un 20% más en conjunto, aunque algunos productos básicos han subido más que otros.
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Destacan las patatas, que se pagan a 1,63 euros el kilo de media, así como los tomates, que a pesar de que se encuentran en plena campaña se pagan a 2,8 euros, una cota notablemente más alta que la de febrero a pesar de que entonces la cosecha era mucho menor. Si todos los años en verano sube el precio del pollo, por el incremento del consumo y la reducción de la producción debido al calor en las granjas, este el precio bate récords debido al coste de los piensos y de la electricidad, fundamental para sostener las explotaciones. Este tipo de carne es una de las más populares en Salamanca precisamente porque es barata, aunque en menos de medio año ha subido un 18%. Por los mismos motivos los huevos se pagan más caros que nunca a 1,78 euros la docena.
Después de la fiebre de compras de aceite de girasol ante el miedo al desabastecimiento y una vez que el mercado se ha estabilizado, este producto sigue por las nubes. Antes de la guerra se pagaba de media 2,14 euros, aunque había botellas de marca blanca que rozaban el euro. Esta semana el promedio de este tipo de aceite es de 4,14 euros, casi el doble. El pan ha recorrido el mismo camino, en este caso debido a que Ucrania se considera el granero de Europa y que ante la falta de cereal se ha incrementado el coste de la harina, así como del combustible y de la electricidad que se utiliza para hornear.
Aunque los panaderos han contenido las subidas, finalmente el promedio de una barra de pan es de 66 céntimos, cuando a principio de año costaban 50 céntimos. La diferencia no es mucha, pero la crisis energética que se ha derivado del conflicto ha desestabilizado los precios de las panaderías por primera vez en décadas. El café se une a esta serie de subidas llamativas tras escalar un 30% en solo cinco meses.
La carne en cambio se ha mantenido estable, en concreto la de ternera y la de cerdo, aunque ha subido levemente esta semana ya que en la mayoría de los casos es un producto de proximidad y no se aplican el incremento de las tarifas del transporte. El aceite de oliva tampoco se ha visto contagiado por el desbocado incremento de precio de la de girasol, mientras que la leche no ha experimentado alzas en un contexto en el que prácticamente ha subido todo, del detergente a la lata de refresco del supermercado, pasando por la caña en el bar.
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El efecto del radical encarecimiento de los combustibles, de la electricidad y de algunas materias primas que ha provocado el conflicto en Europa ha convertido en un poco más pobres a los salmantinos, que además de este gasto tienen que pagar el doble en la gasolinera y la hipoteca le va a suponer 70 euros más al mes.
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