Domingo, 5 de mayo 2019, 18:57
Aunque se inauguró en 2004, no se abrió al público hasta dos años después, pero nunca llegó a convertirse en el gran botánico que se proyectó. Ahora, dentro de la estrategia de desarrollo urbano sostenible Tormes+ y en una intervención cofinanciada con presupuesto municipal y fondos FEDER de la Unión Europea, el Ayuntamiento encara un proyecto para rediseñar el parque de Huerta Otea y recuperar la zona verde como referente de biodiversidad, pero también en eficiencia energética, sostenibilidad y educación ambiental. Un rescate de 800.000 euros a este “pulmón verde” cuya superficie se ha visto mermada en los últimos años por la construcción del nuevo Hospital y las obras del vial de acceso al complejo sanitario. Un año se da el Consistorio para culminar esta intervención, pero el plazo no solo depende de él, sino que también debe conseguir los pertinente permisos de la Confederación Hidrográfica del Duero.
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La reurbanización de la zona verde generará recorridos accesibles que permitan el disfrute, la divulgación y el estudio de una amplia variedad de árboles y arbustos. La memoria técnica contempla la plantación de más de 200 especies vegetales que potencien el “efecto sumidero y de captación de carbono” para reducir los gases de efecto invernadero. A ellas se sumarán otras 150 variedades de plantas, entre enredaderas y trepadoras, crasas o suculentas y de interés medicinal o aromáticas —30 tipos de rosas—. Ante el completo abandono en el que han caído los estanques y pequeños humedales del parque, el Consistorio, a cuyo frente se encuentra Carlos García Carbayo, los acondicionará y adquirirá variedades que permitan su recuperación, así como quince tipos de orquídeas. Para ello se realizará un estudio de las especies que conviene implantar en esta zona de ribera.
Recogiendo una propuesta del Instituto Hispanoluso de Investigaciones Agrarias se planea crear un banco de germoplasma, un “vivero” de semillas que ayude a conservar plantas de interés y reintroducir especies silvestres, y que, al mismo tiempo, suministrará a los futuros huertos urbanos de Salas Bajas y a los nuevos corredores verdes planificados por el Ayuntamiento en toda la ciudad. Esta iniciativa se complementará con invernaderos para el cuidado de los ejemplares más delicados.
La actuación no busca solo proteger la flora, sino también la fauna, y darla a conocer. Por ello, los técnicos proponen instalar medio centenar de cajas nido para diferentes tipos de aves, así como un “hotel de insectos”, un lugar en el que estos puedan asentarse y que permita su observación. Y es que el parque tendrá también un marcado carácter divulgativo y de concienciación, por lo que instalarán señales informativas que permitan realizar itinerarios botánicos e identificar cada una de las especies del botánico. Gran parte de esa labor didáctica se hará desde el Centro Ambiental Integrado, un espacio destinado también a promover las energías renovables y frenar el cambio climático.
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