Jueves, 25 de febrero 2021, 19:41
El coronavirus lo ha mantenido alejado de la actividad municipal cuatro semanas, dos de ellas en el Hospital. A Carlos García Carbayo todavía se le nota el rastro que le ha dejado el virus: perdió 8 kilos y hoy todavía habla con la voz débil, aunque cargado de optimismo. “Cada vez me encuentro mejor”, aseguró ayer, el segundo día que acudía al Ayuntamiento.
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-¿Cómo se encuentra?
-Francamente me encuentro bien, no del todo porque perdí 8 kilos, aunque ya he recuperado 3, pero noto que cada día estoy mejor. Es que pierdes mucha masa muscular, pero ya estoy haciendo ejercicios con pesas y de momento no noto mucha fatiga. También camino mucho, sobre todo por el pasillo. Hago entre 9 y 10 kilómetros al día y los ejercicios de respiración que recomiendan cuando sales, porque la capacidad respiratoria todavía no la he recuperado del todo. Pero fuera de eso, no noto más efectos de la enfermedad.
-Un alcalde tan prudente como usted pensábamos que no se contagiaría.
-Bueno... yo creo que he hecho lo que tenía que hacer y lo que le he recomendado a todos los salmantinos: distancia física, mascarilla e higiene de manos e ir a lugares seguros. En Navidad hemos evitado cualquier reunión con la familia. Nos hemos quedado solos mi mujer y yo. Hemos intentado que las reuniones en el Ayuntamiento fueran telemáticas, pero es verdad que no todas pueden ser telemáticas. A lo mejor nos hemos excedido en el tiempo con alguna reunión, es posible, pero como alcalde tengo que estar con gente. ¿Corres riesgos?, pues sí, pero también corre riesgos el que trabaja en la gasolinera o en un supermercado, los sanitarios y tanta y tanta gente en sus respectivos trabajos.
-Seguro que le habrá dado muchas vueltas sobre dónde pudo contagiarse, ¿lo sabe?, ¿tiene alguna sospecha?
-Los primeros días me preguntaba dónde me lo había podido coger, pero por más vueltas que le dado no he llegado a ninguna conclusión y no merecía la pena pensar más en eso porque en lo que tenía que pensar en esos momentos era en recuperarme y mirar hacia adelante.
-Usted no ha sido de los que requirió un ingreso en la UCI, pero pasó en el Hospital dos semanas, ¿cuál ha sido su experiencia con el virus?
-He conocido en primera persona el trabajo que está realizando el personal sanitario en el Hospital, que a mi juicio es sobresaliente. También he tenido la oportunidad de conocer en primera persona lo que por desgracia están experimentando muchos salmantinos. En esos momentos en el Hospital estábamos ingresados, entre planta y UCI, unas 200 personas. De hecho, algún amigo estaba ingresado y yo ni lo sabía y me enteré porque me envió un mensaje a través de un sanitario que era familia suya y el experimentar, aunque sea a través de la enfermedad, lo que están pasando muchas personas también te acerca. Lo había vivido desde fuera y siempre he estado muy atento a la evolución del Hospital -es un dato que me pasan todos los días a primera hora-, pero el vivirlo en primera persona te acerca. Muchas veces pensaba que no tenía derecho a quejarme porque se da la circunstancia de que Javier García Rubio -concejal de Deportes- estaba ingresado en la UCI. Tengo que dar gracias a Dios, francamente.
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-¿Había tenido contacto con el concejal de Deportes?
-Pues al principio pensé que no, pero sí, compartimos una reunión con más personas, aunque creo que no fue mucho tiempo.
-¿Pensó en algún momento que podría acabar en la UCI?
-La infección que tuve fue grave, pero en ningún momento pensé que mi situación iba a empeorar, a pesar de que las dos primeras placas eran “feas”. En cuanto me quitaron la fiebre me sentí muchísimo mejor, aunque probablemente yo era más optimista de lo que eran los doctores, que tenían cierta preocupación y no sé si en algún momento pasó por su cabeza ingresarme en la UCI. Sí sé que en algún momento estuvieron preocupados, mucho más de lo que estaba yo, que me estaba viniendo arriba porque me notaba mucho mejor en cuanto me bajó la fiebre y me pusieron un alargador para el respirador y pude levantarme. La evolución, según lo que me comentó la doctora que me atendió, ha sido lenta. Lo normal son 10 días y yo he estado 15.
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-¿Qué ha sido lo peor de esos días de soledad en el Hospital?
-Sensación de soledad no he tenido. Estaba acompañado porque me escribían cientos de mensajes. De hecho, me recomendaron que no utilizara el teléfono, que solo hablara con mi familia. Yo estaba preocupado porque mi mujer que estaba pendiente de una PCR y para mí el hecho de llamarla y notarle la voz firme me dio mucha tranquilidad, porque uno de los primeros síntomas es que se me quebró la voz. También estaba muy preocupado de Javier, el concejal de Deportes, y mi mujer me informaba de su evolución y eso era tranquilizador. El trato de todo el personal era tan cercano que te transmitían mucho ánimo y estaban continuamente entrando: para una analítica, para medirte las constantes vitales, para la comida... Veía los digitales. No tuve sensación de soledad.
-¿Tenía ánimo para seguir la información?
-Los dos o tres primeros días no. Me costaba todo y no podía, pero luego ya sí, incluso seguí algún acto nuestro (PP) de la campaña de Cataluña. Seguía las notas de prensa del Ayuntamiento y me dio tiempo a leer cuatro libros. Y en cuanto me pusieron el alargador del oxígeno y pude andar y hacer los ejercicios respiratorios, tenía una rutina y se me pasaba rápido el día. No he tenido la sensación de soledad porque podía entretenerme: me veía todos los días el programa de Arguiñano porque me gusta mucho la cocina y tenía una rutina.
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-Como alcalde ha defendido el trabajo de los sanitario de Salamanca, ahora que le ha tocado en primera persona, ¿sigue pensando lo mismo del Hospital?
-Sí, porque a través de otras personas conocidas que habían pasado por el Hospital ya sabía del trato excelente de los sanitarios y de la buena organización del personal que trabaja en las plantas Covid. Las primeras palabras que escuché cuando llegué a la planta, a las cuatro de la mañana, fueron: “Bienvenido a la sexta”. Había cinco o seis personas recibiendo a los pacientes y el día que salí recibí el aplauso cariñoso de todo el personal. Cuando llegó la celadora con la silla, yo le dije que quería salir por mi propio pie y ella insistió en que no y luego lo agradecí muchísimo, porque cuando puse un pie en la puerta del Hospital casi me tengo que sentar en el suelo por la debilidad que tenía en las piernas. Mi consideración del trabajo que se está haciendo en el Hospital ha sido más una confirmación. El personal es de primera. Cuando realmente lo he pasado mal ha sido en mi casa, pero una vez que ingresé me he sentido seguro, tranquilo en todo momento y convencido de que todo saldría bien. Lo único es que ha sido demasiado tiempo.
-¿Usted cree que es como una gripe?
-No. El principal error es pensar que es como una gripe. Nos engañamos pensando que podemos controlar la fiebre y cuando te das cuenta tienes el oxígeno por los suelos. Seguiré insistiendo a los salmantinos para que no bajen la guardia, aunque me puedan decir: “Consejos vendo que para mí no tengo”, pero precisamente porque he pasado la enfermedad sé lo que es y me siento todavía más legitimado.
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-Ya no necesita de forma inmediata la vacuna.
-Ya había dicho antes de contagiarme que sería el último en vacunarme mientras no estuvieran vacunados todos los salmantinos.
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