Domingo, 26 de marzo 2023, 23:16
“Dar mi testimonio de fe y compartirla con los demás”. Con este propósito llevó a cabo su labor como “Poeta ante la Cruz” este domingo Francisco García, sacerdote y decano de la Facultad de Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca. Se mostró agradecido al considerar que es un honor que lo hayan tenido en cuenta para un acto “de tal relevancia”. Y es que fue designado antes de que se celebrara el del año pasado. “Tomamos un café y me comunicaron que habían pensado en mí”, confesó emocionado.
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Lo cierto es que se trata de una ceremonia de enorme antigüedad. Organizada por la Real Cofradía Penitencial del Santísimo Cristo Yacente de la Misericordia y de la Agonía Redentora desde 1986, la Catedral Nueva volvió a acoger ayer el “Poeta ante la Cruz’”, acto religioso protagonizado por un recital al Cristo de la Agonía que se celebra cada Domingo de Pasión y que, en esta ocasión, declamó Francisco García.
El sacerdote no suele pasar los fines de semana en la capital y conoció el rito en la edición anterior, cuando se le anunció que él sería el siguiente. Reconoció que le pareció “recogido y formalmente bello, un acto religioso donde se puede expresar la fe”. En primer lugar, se trasladó la cruz en una pequeña procesión hasta el coro de la Catedral. El presidente de la Cofradía ofreció un pequeño discurso para presentar el acto y al propio poeta. Después fue este quien procedió a recitar los poemas delante del Cristo, intercalándose con cantos del coro.
En ellos dio importancia a la propia talla. “Hablo de la cruz como el acontecimiento que nos hace ver ese lado oscuro que queremos mantener siempre escondido y que, al mantenerlo así, es como la gangrena, nos mata. En este sentido, vemos algo que no queremos, pero que en realidad nos sana”, detalló sobre su creación poética.
Comenzó a escribir durante sus ejercicios espirituales en agosto, pero con el inicio del curso lo dejó aparcado debido a sus ocupaciones como decano y profesor en la Pontificia. Finalmente, en Navidad retomó la labor y dio unidad a todos los fragmentos, “a pesar de ser una época extraña para pensar en la Pasión, aunque en realidad siempre me atraviesa, en cualquier situación”. En su poemario no mencionó nombres propios ni situaciones concretas, pero se pudo aplicar al momento que atraviesa el planeta, puesto que el tema principal del relato fue “el querer ser a costa de lo que sea, algo que mata la realidad”.
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Aseguró que compagina a la perfección su oficio sacerdotal con sus trabajos en la Pontificia. Además de ser el decano de la Facultad de Teología, que considera un “puesto de gestión”, es profesor de Cristología, se dedica a reflexionar sobre el misterio de Jesucristo, potenciando así su fe. Por tanto, ambos apartados de su vida confluyen en una unidad: Cristo es el centro de su vida como sacerdote y como docente.
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