Domingo, 27 de marzo 2022, 21:27
La última actualización de la estrategia nacional frente al covid confirma que España da por cerrada la fase aguda de la pandemia e inaugura un periodo de transición -que durará cerca de un año- y que aspira desembocar en el punto de considerar y tratar al coronavirus como cualquier otra infección respiratoria.
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Los especialistas en salud pública de las comunidades autónomas han acordado, junto con Sanidad, un nuevo semáforo de indicadores de riesgo en el que los límites de la incidencia de contagios se multiplican por cinco. Así, en el semáforo que funcionaba hasta ahora la nueva normalidad se encuadraba por debajo de una incidencia acumulada a 14 días de 50 casos por cada 100.000 habitantes. Ahora se le llamará ‘circulación controlada’ y el listón se situará por debajo de los 250 puntos.
Lo mismo sucede con el resto de niveles de riesgo. Lo que antes se cifraba como riesgo extremo -más de 500 puntos- ahora se eleva hasta una incidencia de 2.500.
De hecho, Sanidad retira del semáforo la incidencia de los mayores de 65 años y otros indicadores que ya no considera útiles como el de la tasa de positividad de las pruebas realizadas.
En cambio, añade otros baremos en los indicadores de presión hospitalaria: la tasa de ocupación de camas en planta y en UCI por cada 100.000 habitantes.
Los especialistas consideran que la experiencia vivida durante la sexta ola justifica estas decisiones. Hablan de una ola en la que “la mayoría de casos fueron leves o asintomáticos” gracias a la alta cobertura de vacunación -el 92% de la población mayor de 12 años- y que generó una “presión muy alta en los sistema de Atención Primaria y Salud Pública”, pero que, en cambio, se tradujo en “un porcentaje de ocupación hospitalaria muy inferior al esperado”.
El informe añade un dato clave y es que las actuales vacunas no consiguen “evitar de forma completa la replicación del virus en la mucosa de las vías respiratorias”, lo que hace que sea totalmente imposible “el objetivo de la eliminación del virus de nuestro territorio”.
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En este contexto en el que se sabe que el virus seguirá circulando, pero no hará especial daño a la mayoría de la población, la estrategia de España es la de “centrar los esfuerzos en la protección de las personas más vulnerables”: personas mayores de 60 años, enfermos crónicos y trabajadores de ámbitos sanitarios, residencias de mayores, etc.
Es el primer paso de esta fase de transición que camina hasta el punto en el que solo se monitoricen los casos graves de covid. Sanidad ya avanzó semanas atrás que llegará el punto en el que las estadísticas covid solo incluirán a los pacientes con criterios de ingreso, además de aquellos en ámbitos y personas vulnerables, pero no será todavía, aunque sí deja claro que da por concluida la fase aguda: “La transición más allá de la fase aguda es un punto de inflexión importante en la pandemia de la covid-19. Pasar a una fase centrada en la gestión de caso graves es una decisión de gestión de riesgos basada en evaluar qué niveles de riesgo residual son aceptable para la sociedad”. Es decir, ya se habla de asumir un nivel consecuencias aceptables.
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No obstante, las autoridades sanitarias dan por hecho que ómicron no sea la última variante de preocupación que surja y que pueda trastocar todos los planes. Es por eso que en el documento se indica la obligación de conservar todas las estructuras extraordinarias de vigilancia por si fuera necesario dar un paso atrás. “Es importante tener presente esta reversibilidad de la estrategia en caso de necesidad”, afirman.
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