Domingo, 20 de marzo 2022, 19:55
Si el otro día hablábamos sobre las curiosidades más desconocidas sobre la Plaza Mayor, ahora es turno de viajar hasta la calle Compañía y adentrarnos en la Casa de las Conchas. Esta mansión señorial construida entre 1493 y 1517 combina los estilos gótico tardío, plateresco renacentista y mudéjar. Se edificó por orden de Rodrigo Maldonado de Talavera, caballero de la Orden de Santiago y catedrático de Derecho en la Universidad de la que también fue rector, pero fue su hijo Rodrigo Arias Maldonado quien la vio terminada y vivió en ella con su familia.
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Descubramos los elementos más curiosos de una de las estancias más visitadas en Salamanca, en la que destacan la escalera, el artesonado y el patio con arcos mixtilíneos.
1. ¿Por qué las conchas?
La decoración de las fachadas es uno de los elementos representativos del Renacimiento, aunque lo más habitual era adornar los muros con puntas de diamante o picos. De ahí la excepcionalidad de este palacio, cubierto por más de 300 conchas en su fachada principal y la de la Rúa con una disposición a tresbolillo, es decir, una decoración en rombo típicamente mudéjar.
Hay diversas teorías por las cuales se cree que el edificio fue adornado con las particulares conchas. Por un lado, pudo deberse a la pertenencia de los Maldonado a la Orden de Santiago; mientras que otros piensan que se trató de una muestra de amor de Rodrigo a su esposa, Juana, perteneciente a la familia de los Pimentel y cuyo escudo estaba formado por barras y conchas.
2. Leyendas: lo que las conchas esconden
Las historias sobre las conchas que adornan la edificación no acaban ahí. Se dice que debajo de una de las más de 300 ornamentaciones hay un valioso tesoro: las joyas de la familia. Junto a estas, los propietarios de la mansión dejaron un documento con el valor estimado de estas en caso de que algún curioso descubriera el botín. Eso sí, para buscarlas hay que pagar un precio: una fianza igual al valor de las joyas escondidas. Si se encuentran, el individuo se queda con las joyas y también se le devuelve el dinero, pero si no las encuentra, lo pierde todo.
Otra de las leyendas, algo más realista, es la de la existencia de una moneda de oro escondida tras una de las conchas. La probabilidad de que esto sea cierto es más alta, ya que se trataba de una práctica habitual para atraer la fortuna a la familia.
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3. Casa, escuela o biblioteca
La Casa de las Conchas ha sufrido diversas remodelaciones durante sus más de 500 años de historia. Ha sido casa, cuartel, cárcel, escuela o biblioteca en la actualidad.
Sirvió como vivienda familiar hasta principios del siglo XX, aunque desde finales del XIX también fue cuartel, provocando daños que tuvieron que repararse. Antes, sus sótanos se habían aprovechado como cárcel para los estudiantes de la Universidad, donde pagaban las penas que les imponía el Maestre-Escuela. Fue durante un tiempo escuela (el Colegio Menéndez Pelayo funcionó allí hasta los sesenta) y, tras la restauración de su fachada, se convirtió en biblioteca.
4. Sus propietarios
La Casa ha pasado por diferentes manos durante todos estos siglos. Al utilizarse como vivienda familiar, han sido muchas las familias propietarias del palacio. La última de ellas fue la del administrador del Conde de Santa Coloma, hasta que pasó a ser la sede del Colegio Menéndez Pelayo. Fue el propio Conde quien, en 1967, cedió la Casa de las Conchas al ayuntamiento mediante un contrato de arrendamiento en el que se estipulaba un pago de valor simbólico: una peseta de oro anual durante 99 años. Cabe destacar que muchos años atrás los jesuitas también quisieron comprarla, puesto que entorpecía las vistas de la Clerecía.
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Desde 1993 funciona como Biblioteca Pública del Estado, y ya en 1997 Enrique de Queralt y Chávarri entregó el inmueble a la Junta de Andalucía como pago de impuestos. Años después, en 2005, la Junta lo permutó por otro edificio con el Estado, su actual propietario.
5. Remodelaciones y ampliaciones
La mansión contaba con dos torres bien definidas, pero solo se conserva una de ellas, que además ha sido modificada. Carlos I mandó derribar una de ellas al poco de su construcción como forma de castigo a la familia puesto que Pedro Maldonado Pimentel, hijo de Rodrigo y Juana, era caudillo comunero, razón por la que fue ejecutado.
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En el año 1701 se reconstruyó la fachada de la Rúa, ampliándose además la Casa, y en 1722 se recortó la altura de la única torre que le quedaba al edificio. La última gran restauración de la Casa de las Conchas se dio a finales de los 80 y principios de los 90, justo antes de la apertura de la Biblioteca, función que tiene desde hace ya 3 décadas, además de ser uno de los lugares más emblemáticos de Salamanca que recibe al año a miles de turistas que visitan la ciudad.
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