Viernes, 8 de julio 2022, 19:17
Camila Mata es salmantina, de Linares de Riofrío. Con 28 años es de las veteranas del grupo de recién llegados al Arroquia, y una de las siete mujeres que se han incorporado junto a los nuevos 74 soldados varones. Maestra de Educación Infantil y con un máster en Pedagogía Social, la soldado Mata ha vivido en Irlanda y también ha trabajado en hostelería y en una conocida cadena de alimentación en Salamanca, pero siempre tuvo pasión por el Ejército y los Cuerpos de Seguridad.
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Cuenta que estaba barajando la posibilidad de opositar a Policía Nacional cuando se enteró de la amplia oferta de plazas ofertadas para el Regimiento del Cuartel General Arroquia, en Salamanca, en su tierra. No lo dudó.
Superó los exámenes psicotécnicos, las pruebas físicas y los test psicológicos en Valladolid. “Estaba complicado pero los tres puntos del inglés, me ayudaron. Yo sólo quería entrar en Salamanca o nada. No tenía más opción. Me gustaba esta unidad y quería seguir en casa. Realmente no me imaginaba acabar en el Ejército porque estaba pensando en la Policía Nacional. Pero esto me gusta también y mejora mis horarios respecto a anteriores empleos”, explica la soldado.
“Estoy muy contenta de llevar el uniforme del Ejército y de haber superado la formación en Cádiz y casi conseguido la instrucción aquí. Cada día intentamos aprender lo máximo para cuando nos incorporemos a la compañía, dar lo mejor de nosotros”, subraya la joven.
“La instrucción es exigente, y es sacrificada”, valora Mata, que ante todo destaca el compañerismo del grupo de recién llegados. “En los peores momentos estamos juntos. Se hace mucha piña”, explica, y detalla que las pruebas son iguales para hombres y mujeres aunque se exigen diferentes marcas.
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¿Hay días de flaqueza en la instrucción? “Lo más duro son las jornadas de 30 horas sin descanso, pero por las noches, pese al cansancio, estábamos tan concentrados en mantenernos unidos y en conseguir los puntos, que no te da tiempo a pensar en qué haces aquí. Quieres llegar cuanto antes al final de cada prueba. Y cuando flaqueas, siempre hay un compañero que te anima o tú animas. Aquí pensamos que tenemos que llegar todos a la meta y que no es algo individual”, asegura Camila Mata.
En cuanto a su preparación física, la joven explica que solía participar en carreras y que la preparación en Cádiz, en el Cefot, les ha puesto a tono antes de iniciar la exigente instrucción de zapador.
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