Helena Villanueva, Amanda Herrero y Carmen Rogado.

El teletrabajo, una oportunidad para paliar la despoblación: “Los límites de conexión me impiden volver”

Jóvenes de CyL aseguran que estamos en un “momento clave”, ya que el empleo a distancia es una oportunidad para volver a casa

Domingo, 3 de enero 2021, 21:04

Papá Noel llega desde su Laponia natal a Castilla y León y su reacción ha corrido como la pólvora en redes sociales. El personaje legendario de la Navidad se queda atónito al poner un pie en algunos puntos de la Comunidad y darse cuenta que ni tiene cobertura para descargar la lista de nombres a los que entregar sus regalos ni hay niños para hacerlo. Es el vídeo elaborado por el colectivo Jóvenes de Castilla y León con el que pretenden volver a poner encima de la mesa el problema de la despoblación en el entorno rural, una situación provocada a su juicio por la escasez de servicios y oportunidades.

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Sin embargo, no todo está perdido y desde la asociación apuntan que la pandemia podría suponer un antes y un después en este sentido. Y es que la crisis del coronavirus ha cambiado el tablero de juego y el confinamiento ha obligado a teletrabajar a gran parte de la sociedad, una situación que ha permitido a muchos volver a casa. “Ahora están surgiendo oportunidades gracias al teletrabajo y muchos jóvenes hemos podido volver. Estamos en un momento clave y las instituciones deberían aprovechar el momento para actuar”, comenta Irene Barahona, miembro del colectivo.

La joven asegura que sorprende mucho que a pesar de la elevada población envejecida, la baja natalidad y la incesante emigración de jóvenes que agudizan el descenso de habitantes la despoblación no esté, a su juicio, “en primer plano político y de actuación”. Según un estudio reciente del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2035 la población salmantina se situará por debajo de los 300.000 habitantes tras la pérdida de 36.000 en 15 años.

Es por ello que, desde la asociación, tratan de animar a los jóvenes a volver a poner un pie en esta tierra. Sin embargo, no es tan fácil y pese a los deseos de muchos de volver a su entorno rural no todos pueden permitírselo. “Ahora que están surgiendo oportunidades es cuando sufrimos que la conexión a internet sea tan deficitaria”.

“Tenía una reunión importante y se fue internet en el pueblo”

Estudió Biotecnología en la Universidad de Salamanca y actualmente está cursando un máster de gestión de energías renovables en Holanda. Lo hacía de manera presencial hasta hace unos meses, pero la pandemia le brindó la oportunidad de volver a casa. Así Helena Villanueva, a sus 24 años y cuando menos lo esperaba, ha podido volver con su familia a La Vellés. “He aprovechado las circunstancias para estar más tranquila, como han hecho muchas otras familias de aquí. Me gusta mucho la libertad que te ofrece el pueblo, dar una vuelta en la bici, estar en el campo, el aire fresco...”.

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Sin embargo, es consciente que no se puede teletrabajar en cualquier punto de la provincia y a ella el internet también le ha jugado malas pasadas. “Hace poco tenía una reunión importante, se fue internet y tuve que salir corriendo para Salamanca. Para la defensa del trabajo fin de máster igual, decidí irme ese rato a la capital porque me daba miedo tener algún problema”, explica. “A más gente como yo le gustaría estar en el pueblo si hubiera más facilidades. Ya no solo la conexión, sino tema de transporte y médico”, lamenta.

“Trabajo desde Salamanca para una empresa danesa”

Dice a bombo y platillo que es “charra de pura cepa” y que le encantaría vivir en la tierra que le vio crecer, aunque considera que debido a la falta de empleos con condiciones y remuneración acorde a su preparación lo tiene difícil. Amanda Herrero tiene 24 años y tras graduarse en Ingeniería Mecánica en la Universidad Carlos III de Madrid y hacer en Estocolmo un máster en Ingeniería de Producción se vio obligada a emigrar a Dinamarca, donde trabaja en una empresa de bombas hidráulicas. “Siempre he querido volver a Salamanca y ahora estos meses puedo gracias al teletrabajo. Como estar en casa no hay nada: tu gente, tu cultura, el sol... No lo sabemos valorar”.

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Pese a que su trabajo era presencial, el auge de la tecnología a raíz de la pandemia le ha permitido volver, aunque teme que solo será algo temporal. “En esta empresa de Dinamarca estaré dos años y una vez que pase ese tiempo me gustaría volver, pero supongo que la realidad será que me harán una proposición que no voy a poder rechazar. Me gustaría que en Salamanca hubiera más oportunidades para jóvenes que estamos preparados y que la remuneración fuera acorde a la preparación. Me encantaría poder volver a casa y hay mucha gente igual que yo”, concluye.

“Los límites de conexión me impiden volver”

Dice que gracias al teletrabajo se le ha abierto una abanico muy amplio de oportunidades, aunque no todas las que le gustaría. Carmen Rogado, salmantina de 36 años, trabaja en una entidad financiera en Madrid y actualmente ha podido volver a la capital charra, pero no a su querida Arabayona de Mógica debido a la falta de servicios. “Ahora mismo podría estar en el pueblo teletrabajando y no puedo. No llega alta velocidad y me limita mucho mi trabajo diario. A mi casa no llega ni un mega y con las herramientas que utilizo en mi trabajo necesito más. Por ejemplo las videollamadas se entrecortan”, relata.

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Pero no solo eso, la falta de transportes es también un impedimento. “Con la pandemia nos planteamos volver porque pensamos que mi hijo podía estar en un colegio rural con pocos niños y era una opción. Pero al final para él también es una faena porque depende de un coche. Antes había más conexiones que ahora pero bajó la demanda, los quitaron, y al final la gente se va y ya no vuelve. Es una decadencia que da mucha pena”, añade.

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