Los terrenos bajo los que se encontrarían las galerías, justo en la zona del atrio de la Catedral recién derribada. ALMEIDA

El sorprendente hallazgo bajo el atrio de la Catedral de Salamanca

Pruebas geotécnicas revelan que hay galerías | Se encuentran a más de 3 metros de profundidad bajo la zona de la lonja norte que está en obras

Jueves, 9 de febrero 2023, 22:34

Ya en 1931 Juan Domínguez Berrueta advirtió en su “Salamanca. Guía sentimental” que, cuando poco antes de la publicación de esta obra se derribó el atrio de la Catedral, se dejó “obstruida” la entrada a un túnel “interesante y olvidado” que pasaba bajo la seo. Casi un siglo después, el estudio geotécnico realizado con motivo de la restauración de ese mismo espacio confirma la existencia de galerías subterráneas a una profundidad variable de entre 3 y 4 metros por debajo de la plaza de Anaya. En dos de las cuatro perforaciones realizadas por la empresa especializada localizaron estas oquedades, una de las cuales tendría varios metros de altura.

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Ante la posible presencia de restos arqueológicos del periodo protohistórico o posteriores y para intentar descubrir el origen de estas galerías, la Comisión Territorial de Patrimonio autorizó el pasado miércoles un estudio arqueológico en estos terrenos que limitan con la basílica. La intervención, que dirigirá la arqueóloga Elvira Sánchez, consistirá en la realización de varios sondeos, que previsiblemente comenzarán el próximo lunes.

No resulta extraña la aparición de túneles en el casco histórico de Salamanca. Los hay bajo la Facultad de Matemáticas y en su entorno, bajo varias iglesias y calles, y en el Pozo de la Nieve de Rector Esperabé —un pasadizo abierto al turismo—, entre otros. El arquitecto del plan director de la Catedral, Valentín Berriochoa, explica que este estudio arqueológico entra dentro de “lo ordinario” en una obra de este tipo. Dada su profundidad, confía en que no se trata de túneles abiertos por el ser humano, y apunta más hacia galerías creadas por la propia naturaleza. Insiste, sin embargo, en que documentar su existencia es importante de cara a la cimentación de la estructura que se tiene que levantar para reconstruir la parte de la lonja norte de la Catedral.

Al margen de las oquedades, no es descartable que en los sondeos también se localicen otros restos arqueológicos. Hay que recordar que en 1811, el mariscal francés Thiébault ordenó derribar el caserío —gran parte propiedad del Cabildo— que se levantaba hasta principios del siglo XIX en los terrenos de la actual plaza de Anaya, entre la basílica y el colegio mayor de Bartolomé.

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