Regalos de Navidad.

El síndrome del niño hiperregalado

La psicóloga y profesora Teresa Berrocal asegura que son los padres los que deben reeducarse para no caer en la publicidad, la presión social y el efecto compensatorio

Martes, 4 de enero 2022, 21:43

Llega el día de Reyes. Un niño de siete años nada más levantarse va directo al árbol de Navidad y encuentra alrededor de él no menos que ocho o nueve regalos. Los paquetes que sus Majestades han dejado en su hogar, los de la casa de sus abuelos paternos, maternos, tíos y hasta algún que otro detalle procedente de algún familiar más lejano. Se trata de una expresión de afecto pero también un signo de culpabilidad, de sobrecompensación por aquellos momentos que no hemos pasado con ellos y sobre todo de consumismo. El síndrome del niño hiperregalado es una realidad y los psicólogos consideran que obsequiarles en exceso es claramente negativo.

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“Cada vez necesitan más para sentirse mejor”, afirma Teresa Berrocal, psicóloga clínica y profesora. Lleva 24 años tratando con niños y adolescentes y asegura que este fenómeno lleva dándose décadas. “Principalmente se debe a que los padres de ahora están viviendo una época en la que tienen una situación socioeconómica desenvuelta, muy diferente a la infancia que ellos tuvieron. Antes las Navidades y cumpleaños tenían sentido porque solo había regalos dos días al año pero ahora hay que buscar una excusa para no regalar. Se regala por todo y cualquier pequeño logro que un niño tenga va acompañado de un obsequio”, relata.

Y ello, aunque parezca algo positivo, tiene connotaciones negativas. “Ahora los niños cada vez necesitan más para sentirse mejor. Antes de que tengan la necesidad de ese regalo nosotros ya se lo estamos ofreciendo. Y prueba de que no los necesitan es que ahora los juguetes tienen una vida muy corta. De hecho, los propios padres te lo reconocen, que a la semana se aburren de ellos y lo olvidan en un armario”, detalla.

“La prueba de que no necesitan tantos es que ahora los juguetes tienen una vida muy corta, a la semana se aburren”

Respecto a por qué entonces se repite este error una y otra vez, la psicóloga apunta a tres factores principalmente: la publicidad, el efecto compensatorio y la presión social. “La publicidad está pensada para crear una necesidad que no tenemos y el bombardeo es continuo. Hay que poner un filtro a toda esa información”.

En lo que al efecto compensatorio respecta, la experta indica que en muchas ocasiones los regalos son una forma de resarcir todo el tiempo que un padre o una madre no ha podido pasar con su hijo. “Claramente sirven para demostrar lo que se quiere a una persona y por ello muchos regalos o uno bueno, de mayor cuantía económica, son más valorados”.

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Por ello lo primero que hay que plantearse a la hora de hacer un regalo es pensar en la edad que el receptor tiene, sus gustos y atender a aquello que necesita. Pero, ¿es posible disminuir el número de obsequios a un niño que está acostumbrado a un determinado número? La respuesta de la psicóloga es afirmativa, pero ello requiere un esfuerzo de los padres. “Se puede reeducar pero eso supone que los padres estén dispuestos porque ello tiene un coste emocional. Te planteas si por ello eres buena madre o padre, si se lo merecen, analizas lo que otros niños reciben... La presión social es fuerte”, dice. Pero todo es posible y la base de ello es el discurso con el que los padres eduquen a sus hijos, de manera que si la educación es buena el menor entenderá por qué de toda su clase él es el que ha recibido un menor número de regalos. “No es fácil pero las normas que tienes son las de la familia con la que te crías. Aunque los demás reciben muchos regalos ellos saben que no es necesario tanto porque el discurso que han recibido en casa va encaminado en esa línea”, concluye.

La regla de los 5 regalos de Navidad

La norma de los cinco regalos establece que hay que regalar: algo para llevar puesto, como puede ser ropa, calzado o complementos de sus dibujos preferidos; algo que necesiten como material escolar o un paraguas; algo que quieran, puede ser una de las cosas que ha pedido y de la que tiene muchas ganas, le hará el triple de ilusión que si recibe todo lo que quiere; algo educativo, como juegos didácticos con los que, además de jugar pueda aprender; y algo para hacer en familia como una excursión a un museo de dinosaurios, asistir a un taller de cocina o cualquier otra actividad que le pueda gustar al niño.

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Consecuencias del exceso de obsequios

El exceso de regalos en los niños provoca sobreestimulación, baja tolerancia a la frustración y pérdida de ilusión puesto que terminará asumiendo que recibir tantos regalos es “lo normal”.

Juguetes seguros

Desde la Organización de Consumidores recuerdan que el mejor juguete es siempre el más seguro y que no hay que dejarse llevar por los reclamos a la hora de comprar un regalo para los niños.

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