Uno de los enigmas que sigue generando quebraderos de cabeza en el ámbito de la arqueología es cómo los antiguos egipcios consiguieron construir estructuras tan complejas como las pirámides hace, aproximadamente, 5.000 años, sin contar con la tecnología tan sofisticada de la que disponemos en la actualidad.
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En este campo, pocas son las personas que se atreven a profundizar por la dificultad que supone el hecho de hallar una solución. El filólogo y especialista en sistemas de medición en la Antigüedad, Luis Castaño Sánchez, que posee un fuerte vínculo con la ciudad de Salamanca tanto a nivel académico como profesional, ha firmado recientemente una investigación para despejar esta incógnita.
Todo comenzó en 2011, cuando, por motivos de salud, tuvo que abandonar el ámbito universitario. Fue ahí cuando a Luis Castaño se le presentó la oportunidad que llevaba generándole mucha curiosidad desde hace ya algún tiempo: profundizar sobre cómo se llevaban a cabo las mediciones anteriormente.
Después de todo el tiempo invertido en este estudio, este ‘salmantino’, llegó a la conclusión de que todas las medidas llevadas a cabo por los egipcios para construir pirámides como las de Giza, las tumbas o los templos estuvieron basadas en el cuerpo humano. Entre las más destacadas, figuraron el pie romano o el codo egipcio.
A raíz de ese indicio, tomó como referencia al Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci para demostrar que todas estas personas contaban con conocimientos avanzados en materias como la geografía, la geodesia, la astronomía o la historia.
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En este estudio, Luis Castaño apunta, además, que la instauración del actual Sistema Métrico Decimal encontró mucha resistencia en la época, ya que sus unidades (metro, centímetro y otras) eran muy contrarias a las unidades antropométricas del Sistema de Medidas Antiguo (codo, palma, dedo y otras) y no eran fáciles de comprender de manera intuitiva. Estas dimensiones tenían como unidad central el canon original, un hombre en T de 1,80 metros en cuadrícula, que se sumaba a otras menores como el codo (45 centímetros actuales), el pie (25,65 centímetros), la palma (7,5 centímetros) o el dedo (1,8 centímetros), entre las que también estaban otras más pequeñas como el pletro, el estadio o la milla.
El Hombre de Vitruvio ha sido la pieza clave del estudio que ha emprendido Luis Castaño. Para demostrar su importancia, este ‘salmantino’ imprimió una copia a escala real del documento de Leonardo y, siguiendo una regla de medidas que el autor dejó en el manuscrito, dibujó una cuadrícula. “Decidí medir el dibujo y me encontré con que el lado del cuadrado medía exactamente 18 centímetros. Me resultó curioso que, en pleno Renacimiento, cuando aún no existía el sistema métrico que usamos ahora, el cuadrado que dibujó Leonardo midiera exactamente 18 centímetros, ya que, extrapolado a escala real, equivalía a un hombre de 1,80 metros”, asegura Luis Castaño, que, a día de hoy, sigue luchando por hacer llegar este “descubrimiento” a los expertos, ya que, hasta ahora, nadie ha abierto su puerta ni ha estado dispuesto a reunirse con él, dado que “no pertenece a ninguna universidad ni a ningún centro de investigación”.
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