Martes, 8 de noviembre 2022, 15:42
De los 150 euros que costaba de media una tonelada de leña de encina sin colocar hace un año, se ha pasado a unos 170, un incremento superior al 10% vinculado con el aumento de la demanda. Según las empresas del sector fue en agosto y septiembre cuando se percibió un importante incremento de los pedidos, que, dado el aumento de los costes de transporte, se tradujo en una subida de precios, que ha llegado para quedarse y a la que no se descarta que se sume otra el próximo ejercicio. Pero, de momento, las empresas encargadas de su comercialización apuntan que esperan que los precios se contengan en los próximos meses, ya que en octubre el mercado parece haber regresado a la normalidad y, aunque continúa habiendo una alta demanda, ya es más similar a la que se registraba en este mismo periodo de 2021. Esta subida de precios de la leña se viene detectando en todo el país desde principios de verano con picos de demanda que han llegado a alcanzar el 30%.
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Ante el invierno que se viene encima con los elevados precios de la electricidad y el gas, todas las opciones alternativas han sufrido desde principios de verano un incremento de demanda que, sumada al encarecimiento de los combustibles para su transporte, se ha traducido en problemas de abastecimiento y aumento de precios. Si bien no parece existir un problema de falta de suministro de leña, sí se agota el stock de pellet. Como ya informó la semana pasada este periódico, las fábricas no dan abasto. Después de que se disparase la venta de estufas, como confirmaron en agosto las empresas especializadas, con la bajada de las temperaturas están llegando los problemas de abastecimiento. La tonelada de este biocombustible que hace un año costaba 150 euros incrementó su precio a los 350 el pasado julio y puede llegar a superar los 500 este mes.
El interés que el biocombustible ha despertado en las familias salmantinas para reducir el gasto en calefacción ha llevado a que las grandes superficies comerciales estén lanzando ofertas en estufas que se alimentan de él, un circunstancia que, a su vez, redunda en un aumento de demanda y puede que en un nuevo aumento de los precios. Desde la Asociación de Energías Renovables de Salamanca, Alfonso Barbero, apuntaba la pasada semana a este periódico que “de momento” no va a haber problemas de abastecimiento con el pellet, pero también dejaba claro que, tal y como se encuentra actualmente el mercado, “todo puede pasar”. De hecho, Rusia, principal responsable de la escalada de precios que se está viviendo actualmente, es un gran productor de este biocombustible, pero sus puertas están cerradas lo que contribuye a su encarecimiento.
Ya sea con un mayor uso de la chimenea o incorporando estufas de biocombustibles, las familias y las comunidades de propietarios continúan buscando fórmulas que les ayuden a contener la desbocada factura de la calefacción dado que el gas no muestra visos, ya no de reducir, sino de contener su precio. La inestabilidad del mercado y la incertidumbre de las repercusiones que puede tener cómo avance la guerra en Ucrania están haciendo que en los hogares salmantinos, como en los del resto del país, se traten en buscar soluciones alternativas, que, aunque también están elevando sus precios, se presentan como más opciones más rentables para las economías domésticas.
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