Incendio del barrio de Laviada, en Gijón y en el círculo, Bruno Marcos. L.G.

El peligroso rescate en plenas vacaciones de un salmantino a un octogenario

El salmantino Bruno Marcos Rodríguez ha sido reconocido por la Policía Nacional por adentrarse en una vivienda en llamas y salvar la vida a un octogenario

Jueves, 13 de octubre 2022, 14:54

Como suele hacer cada verano, el salmantino Bruno Marcos Rodríguez viajó con su familia a Ribadesella, en Asturias. Buscaban desconexión, naturaleza, gastronomía y diversión. Precisamente el 26 de agosto su intención era acudir con unos amigos a Gijón para celebrar la XXXI Fiesta de la Sidra Natural de Gijón, declarada Fiesta de Interés Turístico Regional y que este año logró batir el Récord Mundial de Escanciado Simultáneo de Sidra al reunir a 9.796 personas echando un culín en la playa de Poniente. Sin embargo una casa en llamas cambió por completo sus planes y ahora la Policía Nacional le ha reconocido con una placa su heroica actuación, con la que logró rescatar a un hombre de 86 años.

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El propio Bruno cuenta a este diario su peculiar historia. “Mis amigos viven en la avenida de Portugal y el incendio ocurrió a 50 metros de su casa, en el barrio de Laviada. Yo en ese momento iba con mi hija de 10 años y con la niña de mis amigos cuando de repente vi que salía humo de una de las ventanas. Les dije quedaros ahí que tengo que entrar un segundo. Me metí a ver qué podía hacer”. Sin ningún tipo de conocimientos en primeros auxilios, este vendedor de coches no se lo pensó dos veces y accedió al primer piso, donde se habían desatado las llamas. “Una señora empezó a decir que el señor Alfredo estaba atrapado y en la puerta de la vivienda había dos hombres intentando tirar la puerta pero no eran capaces. Era antigua, de doble hoja, y ahí nos liamos a darle patadas a la unión. Fue cediendo hasta que ya en el último momento lo que hice fue lanzarme a lo bruto hasta que tiré la puerta”, relata. Para entonces el fuego ya estaba bastante avanzado y el denso humo complicaba mucho cualquier actuación. “Opté por quitarme la camiseta y pedirle a una vecina que también estaba allí que me la mojara. Me la puse en la caja y entré reptando. En una de las habitaciones estaba el señor, en el suelo y completamente desorientado”. A partir de ese momento, no le quedó otra que sacar fuerzas para sacar al anciano de la casa. “Si me ponía de pie no podía porque respiraba el humo y agachado a su vez no era capaz de sacarle. Me puse a dar voces y ya entró otro chico y entre los dos logramos sacarle”.

Fue entonces cuando en el piso apareció una sucesión de policías, sanitarios, bomberos y medios de comunicación. “Fue surrealista todo porque parecía que era yo el que daba las órdenes. Les tuve que decir que miraran el edificio a ver si había alguna otra persona atrapada... Pidiéndoles a voces una linterna para que me la dejaran... Hay una foto que estoy saliendo del edificio junto a dos policías y claro sin camiseta y demás parece que soy yo el pirómano detenido”, cuenta entre risas. “Es que luego la historia no acabó ahí, me corté en la mano, me tuvieron que coser, me perdieron en el hospital... Todo lo que cuente es poco”. Eso sí, el salmantino tiene claro que pese a todo lo volvería a hacer. “En todo momento he tenido la tranquilidad de saber lo que estaba haciendo y sabía los riesgos. Sinceramente, si lo hubiera visto complicado no lo hubiera hecho”, asegura.

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