Viernes, 5 de marzo 2021, 10:18
Muy cerca de la Plaza Mayor se ubica la plaza de la Libertad, un espacio que hasta mediados del siglo XIX estuvo ocupado por la huerta del convento de San Elín de los Carmelitas Descalzos. Sólo había una calle estrecha llamada “Peripacho”. El convento sufrió la desamortización de Mendizábal en 1821 y fue cedido por el Estado al Ayuntamiento para que sirviera de cárcel, sin embargo la corporación municipal rechazó la idea por el deficiente estado en que se encontraba el edificio. Lo que sí aceptó quedarse el Consistorio fue la huerta y las traseras del convento y abrió la plaza que desde 1842 se conoce como plaza de la Libertad. En la actualidad lo único que queda de aquel convento es la iglesia del Carmen cuya fachada da para la plaza de los Bandos.
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Durante el franquismo, la libertad desaparece también de la denominación de la plaza que pasa a llamarse de Onésimo Redondo, caudillo falangista vallisoletano, para recuperar de nuevo su nombre original con la democracia.
Los primeros árboles que tuvo la plaza fueron acacias, reemplazadas más tarde por plátanos y a los treinta años cambiados por cipreses y palmeras.
En el lado oeste de la plaza se encuentra el palacio de Rodríguez del Manzano. Una casa solariega levantada por Gonzalo del Manzano, corregidor de Salamanca, casado con doña Juana Rodríguez de Ledesma. Sus hijos Gómez y Alonso del Manzano fueron los que desataron la tragedia cuando mataron a los hijos de doña María la Brava.
En el este se ubica el otro palacio, de Rodríguez de Figueroa, convertido en Casino desde hace más de un siglo. Juan Figueroa, señor de Monleón y catedrático de la Universidad de Salamanca, construyó este edificio en 1545.
La fundación del llamado “Casino de los Señores” se remonta al año 1858. Después de haber ocupado distintas ubicaciones, el Casino se instaló definitivamente en el Palacio de Figueroa, primero en régimen de alquiler al marqués del Vado del Maestre y más tarde, en 1919, en propiedad.
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El Casino fue desde su fundación un lugar selecto reservado a la alta sociedad. Allí se celebraban bailes, presentaciones en sociedad y actos para homenajear a personalidades, sin olvidar las tertulias y conferencias culturales y divulgativas. No era el único salón de la ciudad y algunos jóvenes optaban por la animación en otras entidades menos encorsetadas. Avanzado el siglo XX el Casino se convirtió en uno de los espacios culturales más importantes de Salamanca donde se vivieron relevantes acontecimientos históricos, entre ellos, el abucheo que sufrió Miguel de Unamuno por parte de algunos socios después de su enfrentamiento con Millán Astray en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca y el famoso “Venceréis, pero no convenceréis”.
A principios del siglo XX, la fachada del Casino que da a la calle Concejo era de menores proporciones que la actual y llamaba la atención un hermoso torreón con galerías. Fue en 1920 y en 1948 cuando se realizan las dos importantes reformas del edificio. La primera la firmó Santiago Madrigal que amplió el inmueble que aparece a la derecha del palacio, habilitó una cafetería en la planta baja y el primer piso se destinó a sala de juegos y biblioteca. La segunda intervención estuvo a cargo de Fernando Población que añadió una planta y eliminó el torreón.
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Entre las edificaciones de la calle Concejo destaca al final de la calle el palacio de los Solís, antigua mansión nobiliaria levantada en 1477 por don Alonso de Solís. Allí se casó Felipe II cuando era príncipe, con doña María de Portugal. En 1928 fue reconstruido para ser sede de la Compañía Telefónica. En el número 3 de la calle Concejo se ubicaba la famosa pensión de La Macarena donde hubo altercados entre falangistas y tradicionalistas.
La calle Espoz y Mina que enlaza con la plaza de la Libertad y Los Bandos desde Prior está dedicada a Francisco Espoz Ilundain, capitán general de Navarra y de Galicia que luchó contra los absolutistas catalanes.
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