Viernes, 10 de marzo 2023, 09:47
“Parece que nuestra vida importa menos porque somos viejos”. Los mayores siguen teniendo marcada a fuego la pandemia. El informe de la ONG católica también sirve para que den voz a cómo vivieron esa realidad con su propia voz. Ya fuera en las propias residencias de mayores de la provincia, o en el confinamiento en los domicilios, la mayoría tuvo que afrontar situaciones de duelo sin poder acudir a los entierros, separaciones de sus hijos...
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Los testimonios más trágicos son los de aquellos que vivieron en residencias la pandemia. “Murieron 25 en esta residencia, parecía la guerra”, expresa uno de los participantes. El aislamiento y el desconocimiento también hacía que las conductas fuesen desesperantes: “La puerta cerrada con llave, una señora que estaba en otra habitación y no tenía bien la cabeza gritaba que la dejaran salir hasta quedarse afónica”.
La pandemia, según relata el informe, no se circunscribió a las afecciones de salud, sino que el miedo, el primer desconocimiento del alcance del virus y el confinamiento modificaron todas las relaciones interpersonales afectando a la salud psicológica y emocional sobre todo de las personas mayores. También, en los casos que vivieron la pandemia en sus domicilios sufrieron con el boom informativo y la distancia con sus familiares. “Fue muy duro para mí —relata uno de los entrevistados— no poderle dar un abrazo a mi hermana. Solo pude por teléfono. Han hecho dos años el viernes pasado y fue muy duro”. En otro de los casos, la ausencia a los funerales no permitió aliviar el duelo y hacer que el sentimiento de pérdida se haya dilatado más en el tiempo. “Murieron mi hermano y mi hermana. Eran mayores y es ley de vida. Pero yo no pude asistir al entierro de mi hermano, eso es duro, si además estás sola y no puedes asistir, la soledad se multiplica, se acentúa, y claro, luego se te pasa porque la fe ayuda”.
Esa soledad se acentuaba cuando uno de los dos fallecía y era necesario mantener el confinamiento domiciliario. “A mi me tocó pasar toda la pandemia sola porque mi marido murió el mes anterior. Y estar sola después de esa pérdida pues, lo pasé... realmente mal”.
A pesar de que han pasado dos años, la mayoría de los mayores coinciden en que todo ha cambiado en los aspectos de la vida cotidiana y ha generado un aislamiento social en las edades más avanzadas. “Ha habido mucha gente que ha dejado de venir al centro de mayores a las actividades. Han perdido ese hábito y les va a costar mucho volver a recuperarlo”, relatan. En el lado positivo, han detectado mayor empatía y principios de cuidado mutuo.
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