Con las lluvias y el otoño llega uno de los espectáculos más impresionantes que ofrece la naturaleza, como es la época de berrea de los ciervos. Se trata del periodo de celo de los machos, cuando sus característicos bramidos rompen la tranquilidad de los montes y sierras de la provincia.
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Cada año son más y más los interesados en disfrutar de este momento único, que suele producirse entre los meses de septiembre y octubre, aunque este año las lluvias han hecho que la berrea se adelante y que estemos ante una de las últimas oportunidades para disfrutar de este fenómeno.
No es fácil oírles y mucho menos verles y solo los más expertos conocen los mejores sitios desde donde poder asistir al espectáculo. Uno de ellos en el famoso Meandro Melero, en Sotoserrano, aunque el mejor sitio para verles en acción es desde el mirador de La Antigua, ya en la provincia Cáceres, desde donde se tiene una vista completa del meandro que forma el Alagón.
La mejor hora siempre será al amanecer y el atardecer, coincidiendo con el momento en que los ciervos bajan a beber al río y hay más opciones de poder observarles en su hábitat.
Otra buena zona para disfrutar de la berrea se encuentra entre las localidades de Sotoserrano y Lagunilla, donde también hay una importante población de ciervos. Habrá que buscar un sitio alto y esperar.
Quienes más conocen el monte recomiendan no salirse nunca de los senderos marcados para no espantar a los animales y para evitar problemas si en la zona hay algún cazador. “Es importante además que el sitio que elijamos tenga una buena vista de alguna ladera”, recomienda Javier Tendero, delegado de caza en Salamanca, que insiste también en que solo con oírles bramar ya merece la pena la experiencia. “Muchas veces lo mejor es ir con el coche a una zona alta, apagar el motor, y esperar tranquilamente en silencio”, apunta.
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Siempre hay que evitar entrar en zonas de mucha maleza porque además de espantar a los animales (las hembras siempre están vigilantes) es fácil desorientarse y perderse.
La época de berrea es la mejor para poder ver a los ciervos en su hábitat. Los machos rondan a las hembras y es más fácil que se “destapen” al salir a zonas más despejadas de maleza para luchar con sus rivales.
Javier Tendero explica que los machos más jóvenes son los más ruidosos y que, por contra, los de mayor edad emiten bramidos más cortos, aunque también más graves. Lo habitual, explica el responsable provincial de caza, es que los grandes machos ahuyenten a sus adversarios únicamente con sus bramidos y con el respeto ganado durante años.
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El momento más espectacular se produce, sin embargo, con el encuentro de dos machos de condiciones similares. Lo primero que harán, explica Tendero, será medirse caminando de forma paralela. Comienza entonces una lucha donde el objetivo será tirar al rival o conseguir que huya. El ruido que produce el choque de las cornamentas es otro de los momentos que más impresiona a los privilegiados que consiguen ser testigos de este momento.
El macho vencedor, después de perseguir a su adversario unos metros, volverá con sus hembras para seguir apareándose.
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