El despacho de José Ángel Martín Oterino conserva un tablón de corcho que se creó en 2020 para ir registrando el número de ingresados por covid.

El covid persistente se feminiza

El Hospital trata a unos 400 salmantinos con este problema, pero aprecia que el patrón cambia: mujeres de mediana edad y que sufrieron un cuadro leve

Sábado, 2 de julio 2022, 12:05

Cerca de 400 salmantinos son atendidos por las cinco consultas que el Hospital de Salamanca ha tenido que dedicar al covid persistente. “La percepción es que van a pareciendo menos casos y que son más leves, pero siguen saliendo”, afirma José Ángel Martín Oterino, jefe de Medicina Interna y uno de los cinco médicos encargados del ‘long covid’.

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De esos más de 400 pacientes que después de superar la enfermedad aún sufren sus secuelas, casi 350 se contagiaron durante 2020 o la primera mitad de 2021. El resto son los ‘nuevos’ casos que han ido surgiendo durante el último año.

El doctor Oterino señala que hay un claro cambio de patrón entre ambos grupos: “Durante la primera oleada el tipo de paciente que sufría covid persistente eran varones, mayores y que habían tenido que ser ingresados por una neumonía importante. Ahora, sin embargo, predominan las mujeres de mediana edad y que tuvieron un covid leve, pero les queda una sintomatología residual”.

El gran problema al que se están enfrentando tanto los pacientes que sufren covid persistente como los médicos que les tratan es la imposibilidad -salvo casos concretos- de poder comprobar que existe esa enfermedad. “Efectivamente, hay pacientes que sienten que no les creen y es un caso similar al de los afectados por la fibromialgia, que no es fácil diagnosticar. Entre el colectivo médico también hay gente escéptica porque depende de lo que diga el paciente”, analiza el especialista.

Existen varias similitudes entre el covid persistente y la fatiga crónica. Además de que no hay forma de diagnosticarlo mediante pruebas radiológicas o analíticas, la sintomatología es muy parecida: “Una sensación de agotamiento que no se corresponde con la actividad física que ha realizado esa persona”. Oterino aporta una diferencia: “En los pacientes con fibromialgia esos síntomas son más estables, mientras que en el covid persistente es más irregular: hay días que están mejor y otros días se sienten fatal”.

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No solo ha cambiado el perfil del paciente con covid persistente, sino también el tipo de secuelas que sufren. “Lo de la pérdida del olfato, por ejemplo, ha ido desapareciendo y no es frecuente. Ahora prima la sensación de cansancio desproporcionado. También hay casos de pérdidas de memoria o problemas de concentración. Hemos visto algunos casos de alteración del sistema nervioso autónomo y que son demostrables. Personas a las que se les altera la frecuencia cardiaca con apenas un cambio de postura”.

Por fortuna, la mayoría de los casos se han ido atenuando con el paso de los meses, pero reconocen que “también ha habido casos más complicados y que generan bajas laborales prolongadas”.

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