Miércoles, 14 de diciembre 2022, 23:47
La asociación Hispania Nostra ha colocado una nueva “chincheta roja” en pleno casco histórico de Salamanca. A menos de veinte metros de los restos del colegio menor de Pan y Carbón, que ya figura en su lista roja del patrimonio histórico desde 2018, ha señalado otro edificio en “peligro de un progresivo estado de ruina, deterioro de la fachada y la balconada junto con el resto del edificio”.
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La conocida como “casa de las tres culturas” ha pasado a formar de este registro que alerta sobre elementos del patrimonio cultural en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores. Los problemas estructurales de este edificio comenzaron hace casi 15 años cuando el Ayuntamiento de Salamanca colocó de forma subsidiaria un “babero” de chapa bajo el balcón del inmueble ante el riesgo de desprendimientos.
Si bien no se trata de un inmueble considerado monumento ni declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en ninguna de sus categorías, sí esta integrado en el catálogo de edificios de interés del Plan General de Ordenación Urbana, que le confiere una protección estructural.
Desalojado en 2018 tras una sentencia de la Audiencia Provincial que obligaba a sus últimos inquilinos a abandonarlo ante su avanzado estado de ruina, lleva casi cuatro años a la espera de la ejecución de un proyecto de rehabilitación planteado por los propietarios. Según informaron esta semana fuentes municipales, técnicos de Urbanismo están actualmente estudiando la última documentación que se ha requerido a los promotores antes de concederles la licencia definitiva para reconvertir este inmueble en viviendas. Eso sí, el Plan General limita las actuaciones que pueden realizar en el edificio a la rehabilitación estructural, manteniendo las fachadas y elementos originales.
Aunque no precisa quién fue el autor del edificio, el PGOU lo tilda de “neoárabe”. Se trata, señala, de “una pieza exótica que corresponde con las corrientes neomedievales de finales del siglo XIX”. Su singularidad radica en que combina elementos de decoración que recuerdan a la arquitectura de origen árabe —como los arcos de herradura de la planta baja—, judío —las estrellas de David en su balcón del primer piso— y arcos apuntados, que se pueden apreciar en el segundo piso, más propios de las corrientes artísticas occidentales. Eso sí, el PGOU recoge que se debe eliminar el mirador de hierro del primer piso por ser “ajeno por completo al carácter del edificio”.
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Tras la intervención de urgencia a la que se sometió en 2008, el Ayuntamiento tuvo que urgir de nuevo a sus dueños en 2013 a que lo rehabilitasen. Aunque se apuntaló, en 2017 el Consistorio les dio un “ultimátum” y, después de concluir el plazo que se les concedió para acometer las obras, encargó un proyecto de restauración del inmueble con un presupuesto de 105.000 euros que estaba dispuesto a ejecutar de forma subsidiaria. Finalmente no llegó a acometerse al plantear los titulares del inmueble, Palco 3, un proyecto para la recuperación de la construcción, cuya licencia aún se encuentra en tramitación.
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