Jueves, 9 de mayo 2019, 13:19
Hay cerca de 400.000 euros en juego. En el ‘ring’ de los roscos de “Pasapalabra” se miden desde hace 15 programas consecutivos el incombustible y popular Jero Hernández, jefe de Protocolo de la Universidad de Salamanca, y Orestes Barbero, un espontáneo estudiante en la ... misma institución académica del Máster en Literatura Española e Hispanoamericana, Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. El joven burgalés de 22 años, graduado en Filología, se ha convertido en el “azote” de Jero en el concurso de Telecinco desde hace tres semanas. Orestes ya compitió hace dos años en el concurso sin mucho éxito y en un casting de Castilla y León para la ‘Super Copa’ de “Pasapalabra” conoció a Jero, con el que volvió a coincidir en la última entrega del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en el Paraninfo.
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En marzo Orestes recibió la llamada del programa de Telecinco para volver a concursar. No se lo pensó. Por entonces ya estaba en pantalla Jero, quien no sospechaba que Orestes sería su contrincante a batir en duelo. “Jero se llevó una sorpresa cuando me vio. Yo tenía el sueño de ganar o empatar un programa y ya me hubiese ido contento. Jamás me esperaba aguantar tantos programas. Soy muy impulsivo y Jero es tranquilo y sensato y me ayuda a tomármelo con filosofía y concentrarme. Estoy aprendiendo mucho de él”, confiesa Orestes en un descanso del Congreso de Novela y Cine Negro al que asiste estos días —el concurso está grabado—.
En este prolongado duelo ha habido de todo. Victorias de Jero, victorias de Orestes, empates... y vuelta al juego tras ganar la prueba de la silla azul. “Jero tiene la conjunción perfecta de conocimientos, preparación y una cultura y un léxico de base que ha potenciado. Lleva un bagaje dentro que no se prepara. Todo eso, aunado con el temple y las tablas le hacen un fuera de serie”, ensalza el joven contrincante que está encantado de estudiar en Salamanca y convivir en la misma universidad que Jero. “Es un regalo. Siempre me ha hablado con amabilidad y cariño. Cada uno de sus consejos vale oro, no solo de cara al concurso sino en muchas situaciones de la vida. Hemos forjado una bonita amistad. Es como mi nuevo tito”, confiesa el burgalés entre risas.
La baza de Orestes en los roscos es su agilidad para visualizar la palabra en el momento. “Los estudios que he hecho me han proporcionado un abanico cultural en varias disciplinas. He leído mucho y he estado en contacto con textos con mucho léxico. Hay palabras que se me quedan ojeando el diccionario o viendo listas en internet de personajes”, revela el universitario que aspira a ser docente y que tiene claro en qué invertiría el bote si lo ganase: hacer un doctorado, viajes a Europa, Latinoamérica y Egipto, además de apoyo a su hermano y donativo a Cáritas. “Gane quien gane estaré contento por la experiencia”, subraya.
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