Salamanca vive desde este domingo una importante cita astronómica. La configuración planetaria que inspiró la bóveda del Cielo de Salamanca ubicada en Escuelas Menores se repite desde el 21 de agosto hasta el 24 de agosto. Durante estos cuatro días diferentes expertos, y agrupaciones astronómicas visitarán la ciudad para disfrutar del Maratón del Cielo de Salamanca. Las observaciones serán en el Cerro de San Vicente desde las 20:00 horas. Están abiertas al público hasta completar aforo y en ellas se observará el firmamento a través de telescopios aportados por miembros de las agrupaciones astronómicas.
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Esta disposición astral se verá por primera vez en 141 años y no volverá a repetirse hasta 2060. Carlos Tejero, profesor del Departamento de Matemáticas y del Instituto de Física Fundamental de la Universidad de Salamanca es el autor del estudio que lo confirma. Asegura que al atardecer se contemplará como el sol se sitúa en la constelación de Leo y justo después se verá a Mercurio en Virgo. “Vamos a apreciar lo mismo que está representado en la bóveda astrológica, pero a nivel planetario”, expresa. El profesor ha usado el programa Horizons de la NASA y Stellarium V0.21.3 para corroborar su estudio matemático. Este último aporta lo que se contemplará cada hora de esos días. Mercurio aparecerá desde las 21:35 hasta las 22:08 horas, cuando se esconderá bajo el horizonte; Saturno será visible en Capricornio a la misma hora; Júpiter empezará a salir a las 22:44; Marte a la 1:06; la Luna a las 2:28 y el último será Venus sobre las 6:15. “Estas horas variarán los minutos exactos en función de la atmósfera y del horizonte”, recalca Tejero. Además de las actividades en el Cerro, Ciudad Rodrigo contará hoy con una sesión de lectura del cielo nocturno en la Ermita del Alto de Valhondo y Sequeros celebrará una observación el sábado.
La bóveda original del Cielo de Salamanca fue pintada por Fernando Gallego en la década de 1480 en la antigua biblioteca de la Universidad de Salamanca. En el siglo XVIII se derrumbaron las otras dos terceras partes durante la construcción de la capilla, se salvó un tercio de la techumbre original que quedó escondida tras un falso techo y perduró en el olvido durante casi siglo y medio, hasta 1901. Ese mismo año fue redescubierta por el profesor García Boiza. En 1950 los hermanos Gudiol trasladaron la pintura mediante la técnica del strappo a su actual ubicación. En el arco fajón conservado, se lee la inscripción latina en mayúsculas color oro sobre fondo azul “Videbo celos tuos opera digitorum, lunam et stellas que tu fundastt”, que significa “veré tus cielos, obra de sus dedos, la luna y las estrellas que tú creaste”.
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