Martes, 13 de septiembre 2022, 20:12
El verano es época de oportunidades para los trabajos de temporada. Estas ocupaciones, poco llamativas para la mayoría de las personas debido a la brevedad de los contratos, sirven como un incentivo para que los más jóvenes den el paso de incorporarse al mercado laboral. Ese es el caso de Adrián, Joaquín, Carmen y Manuela: cuatro jóvenes que han decidido invertir su tiempo libre en verano en aprender un oficio.
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Dentro de estos trabajos veraniegos, una de las oportunidades que siempre resulta atractiva para los más jóvenes es todo lo relacionado con las piscinas. Desde los socorristas hasta las personas que trabajan en las taquillas, todos son puestos que se abren durante el verano y, en su mayoría, dejan de existir con la llegada de los meses fríos. Esto permite a los jóvenes incorporarse a un trabajo para luego, volver a sus ocupaciones habituales.
Ese es el caso de Adrián, un joven de 24 años que trabaja en una piscina de una comunidad en el barrio de Garrido. El joven se sacó hace un par de años el diploma de socorrista y durante todos los veranos intenta sacarle el máximo provecho. “Gracias a este trabajo ya llevo un año cotizado. Es algo que te queda para el futuro y el dinero me ayuda a pagarme los estudios”, confiesa Adrián. “Además, normalmente , a mí no me gusta mucho bañarme, siempre he sido más de tomar el sol. Así que, en este trabajo hago lo de siempre y cobro”, comenta entre risas.
En el caso de la hostelería, desde finales de mayo inicia la temporada de bodas y comuniones. Es un momento muy productivo para los hoteles y salones que gestionan eventos y para el que siempre hace falta personal adicional. Debido a la facilidad de complementarlo con otras actividades este es otro de los trabajos por el que más jóvenes optan durante sus vacaciones. Ese es el caso de Manuela Masini y Joaquín Ramírez dos estudiantes de 20 años que durante el verano se desenvuelven como extras de camareros. En el caso de Manuela, la joven tiene ya dos años repitiendo la experiencia. Mientras que para Joaquín este fue su primer verano.
Los dos jóvenes coinciden en que uno de los aspectos positivos de trabajar como extra es que pueden disponer mejor de su tiempo. “A nosotros nos escriben que eventos hay y para qué fechas nos necesitan. Si por cualquier motivo no puedes asistir puedes avisar y no ir, pero es importante hacerlo con tiempo y recordar que, a pesar de ser un extra, hay que tener responsabilidad porque la empresa cuenta contigo”, señala Manuela.
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Una afirmación a la que se suma Joaquín, quien además destaca que “trabajar te aporta muchas cosas. Te enseña responsabilidad, dedicación y, sobre todo, a valorar más las cosas. Te enseña a valorar el dinero, porque sabes lo que cuesta conseguirlo, y a las personas que trabajan en el sector, porque eres consciente de todo el esfuerzo que implica su labor”.
Por su parte, Carmen Morín, destaca que lo que la incentivo a empezar a trabajar en verano no fue un motivo económico, o no únicamente, sino la posibilidad de desenvolverse en algo que le gusta. La joven de 22 años estudia para ser maestra en educación primaria y desde hace tres veranos trabaja como monitora en el campamento urbano de Buenavista, su pueblo.
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La actividad le permite poner en practica todos los conocimientos adquiridos en su carrera universitaria, a la vez que se hace con un dinero adicional. “Como yo igual iba a estar en el pueblo, prefiero trabajar. Así ayudo a mi familia y no me queda en casa todo el día”, comenta Morín.
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