Viernes, 1 de julio 2022, 18:36
La posibilidad de administrar en España una cuarta dosis de la vacuna frente al covid a partir del otoño pone de acuerdo a los inmunólogos: sólo tendría sentido si se trata de una vacuna actualizada con las nuevas variantes y que la población a vacunar sean los más vulnerables.
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El virólogo del CEU San Pablo y formado en la Universidad de Salamanca, Estanislao Nistal, defiende esta postura: “Volver a poner la vacuna de Wuhan a estas alturas, con la inmunidad que ya existe por las vacunas recibidas o por infecciones, no es útil porque la inmunidad que se va a obtener no será tan buena como la que se conseguiría con una vacuna actualizada”.
Nistal explica que se está realizando ensayos con una vacuna basada en la versión inicial de ómicron. “La vacuna actualizada no sería con las variantes B.A.4 ni B.A.5, que son las que están circulando ahora, pero si consigues que genere inmunidad de anticuerpos neutralizantes para ómicron será una garantía, aunque no sea tan buena como lo fueron las primeras”.
Para el resto de población -personas jóvenes o de mediana edad sin enfermedades graves- no se encuentran motivos para aplicar un cuarto pinchazo.
Hace apenas un mes la OMS se pronunció al respecto y fue tajante: “No hay datos que justifiquen aplicar la cuarta dosis de manera más amplia que a personas mayores o con la inmunidad debilitada”.
Unas declaraciones que coincidían en el tiempo con el ‘anuncio interruptus’ de Carolina Darias, quien avanzó “la llegada de la cuarta dosis a España durante el otoño” y “para toda la población”. Días después, la ministra de Sanidad suavizó su anuncio y dijo que la cuarta dosis “será cuando y para quien digan las personas expertas”. Lo que sí añadió es que “de cara a otoño es probable que ya se cuente con una nueva vacuna adaptada a las nuevas variantes”.
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La principal razón por la que los especialistas se oponen a una cuarta dosis en tan corto espacio de tiempo es porque puede generar el efecto contrario -que la vacuna deje de tener efecto- y porque la experiencia con otros virus indica que si las células realizan su función correctamente podrían mantener la eficacia frente al coronavirus durante al menos una década.
La Consejería de Sanidad de Castilla y León ya se posicionó semanas atrás en contra de un cuarto pinchazo si no hay evidencias de peso que lo recomiendan. “Nosotros somos partidarios de extender la vacunación, cuando esta permita las ventajas de inmunizaciónen todas las variantes”, apuntó hace dos semanas Alejandro Vázquez. Además, el consejero reiteró que prefiere aguardar a que los ensayos que se están realizando -tanto con la vacuna de Wuhan como con nuevas variantes- “demuestren fehacientemente la efectividad de esta cuarta dosis”.
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En Madrid, su viceconsejero de Asistencia Sanitaria -Antonio Zapatero- habló incluso de “efectos anómalos” por abusar de las vacunas. “A veces, por estimular siempre con el mismo antígeno y con la misma vacuna se podría no producir una respuesta”.
Otro conocido inmunólogo como Manuel Muro plantea la alternativa de la inmunización pasiva: administrar directamente los anticuerpos que una persona muy mayor ya no sea capaz de producir después de ser vacunada. El Hospital de Salamanca ya lo está haciendo -el fármaco se llama Evusheld- con pacientes inmunodeprimidos que después de tres dosis no han sido capaces de generar anticuerpos.
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