Sábado, 25 de febrero 2023, 23:34
“Una historia que sirve como camino para la aceptación de la sordera”. Así define su proyecto la salmantina Cristina Hernández Amo, sorda de nacimiento que trabaja como maestra de Educación Infantil. Ha escrito “¡Qué bonita eres, Estela!”, un cuento infantil autobiográfico protagonizado por Estela, una niña gnomo que refleja la infancia de la autora: repleta de complejos e inseguridades.
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Ayer lo presentó en la Asociación de Personas con Discapacidad Auditiva Postlocutiva en Salamanca (SADAP) frente a unos cincuenta miembros de la misma. La diferencia principal entre Cristina y los asistentes es que ella es sorda de nacimiento y el resto son personas sordas postlocutiva, es decir, tienen cerebro auditivo y el habla trabajada.
Durante la presentación, la maestra y escritora hizo un repaso acerca del origen de la historia, que surgió durante la pandemia cuando, junto a su terapeuta, llevó a cabo “un proceso de autoindagación personal”. También ayudó el hecho de que la invitaran a formar parte de un grupo de WhatsApp integrado por docentes sordos españoles.
Se trata de un cuento inclusivo, porque aborda las discapacidades, y doblemente accesible. Tiene letras grandes que facilitan la lectura a personas con discapacidad visual y un código QR al final de la publicación que traslada a un vídeo con la historia en lengua de signos.
Y para sobrellevar ese volumen de trabajo, la autora ha tenido colaboradores. La creación ha estado a cargo de cinco personas: la propia Cristina como escritora, Rosa María Esteves (ilustradora), Laura López (signa el cuento), Leticia Martínez (montaje de vídeo, audio y subtítulos) y Julián Ramiro (maquetación y gestiones de venta). En cuanto a su compra, por falta de tiempo ‘¡Qué bonita eres, Estela!’ no se vende en librerías pero sí a través de internet.
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Los miembros de SADAP también han podido escuchar su historia personal. Cristina se considera ahora una persona sorda “empoderada”, pero todo ha sido gracias a un largo camino en el que el apoyo familiar y el esfuerzo personal han sido fundamentales. Durante su infancia y adolescencia, se avergonzaba de su discapacidad y ocultaba sus audífonos, pero conocer a otras personas sordas y aprender la lengua de signos mejoró su situación.
Lo cierto es que esta presentación es diferente a otras que ha realizado hasta ahora. Cristina ha presentado el cuento en bibliotecas y colegios de Cantabria, dirigiéndose normalmente hacia un público infantil. En Salamanca visitó centros educativos durante el mes de noviembre, y ha vuelto esta semana para seguir visibilizando la sordera a los más pequeños y a los estudiantes de Logopedia en la Universidad Pontificia.
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En una de estas charlas, la autora vivió de cerca lo necesario que es normalizar la discapacidad auditiva. Una profesora se derrumbó cuando escuchó su historia y le reconoció que ella también era sorda y que lo había ocultado hasta entonces a sus alumnos. Cristina denuncia que se les da la espalda en acciones tan corrientes como ir a ver una película al cine.
Ahora, la maestra se encuentra inmersa en el segundo cuento y fomentando la lectura entre sus alumnos, pero Cristina Hernández tiene claro su propósito en la vida: alzar la voz por las personas sordas.
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