Hace una semana fue elegido presidente en un congreso que le apoyó casi de forma unánime. No le tembló la voz para marcar desde el principio quién tiene la autoridad en el PP de Salamanca, aunque resalta que quiere un partido abierto y elogia a los militantes que funcionan en cada contienda electoral como la mejor maquinaria de España.
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¿Está contento con un respaldo de más del 98 por ciento de los compromisarios?
—Más que en lo personal, es por la corriente de ilusión que se vivía en el congreso, que yo también la he percibido a lo largo de la campaña, aunque haya sido corta. Y lo que sí he visto es el partido de siempre, el que se ve cuando hay momentos decisivos como las elecciones municipales y las generales de finales de año. La gente está muy concienciada, está muy motivada y está con las mismas ganas de siempre y con un bagaje que no tiene ningún otro partido, que es una experiencia acumulada en la gestión de muchos años. Y eso es lo que me da a mí tranquilidad y confianza.
Antes del congreso ha habido partido, porque competían dos candidatos, ¿ha quedado unida la formación?
—Bueno, creo que la imagen que quieren los militantes del PP es la de un partido unido. Eso es lo que más valoran de nosotros. Es nuestra fortaleza. Lo que no perdona la ciudadanía es la división. Eso siempre lo castiga. Y creo que el resultado del congreso puede ayudar a que esa imagen de unidad haya salido mucho más fortalecida. Ahora lo que tenemos que hacer, y yo he insistido mucho, es cerrar filas y trabajar juntos para que los resultados sean los mejores posibles.
¿Cree que es posible la integración?
—Los que han jugado a la confrontación han sido un determinado grupo de personas y el resto de la organización se ha mantenido en la línea de siempre, de buscar si es posible un equipo lo más cohesionado y para eso hace falta estar muy unidos y dialogar mucho. Me hubiera gustado que todo el mundo hubiera estado en esta misma línea y tuviera este mismo objetivo. Y sinceramente no lo he percibido de esa manera.
¿Le dolió que los que lideraban la otra candidatura no asistieran al congreso?
—Tanto como dolerme no. Lo que me parece es un poco incoherente. Si lo que querían, y los pasos que han dado iban encaminados a que se celebrara un congreso para dar una mayor participación a los afiliados, resulta extraño que no estuvieran presentes. Eso sí que resulta bastante incongruente y casi pintoresco, si se me permite la expresión. Se trataba de dar participación. Se ofrece esa participación, hay una votación masiva de los afiliados y resulta que luego, cuando se trata de dar carta de naturaleza a todo ese proceso selectivo con la elección definitiva del presidente, no se está presente. Pues no se comprende muy bien.
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El nombramiento de David Mingo como secretario general era algo que todo el mundo daba por hecho, pero el de Jeremías Rodríguez como adjunto a la Presidencia ha sido una sorpresa para la mayoría de los congresistas y para los afiliados del PP.
—En el caso de David Mingo como secretario general me ha podido un poco mi vertiente de profesor. Tenemos una responsabilidad para ir formando a los más jóvenes y para que adquieran cuanto antes las más altas responsabilidades posibles en aras de un proceso natural de renovación. David Mingo ha crecido muchísimo como militante y como alcalde. Un alcalde con una mayoría absoluta arrolladora y también como militante, pues es capaz de estar donde hay que estar, dar la cara y hacer un trabajo muy intenso. Por lo tanto, para mí no había mucha discusión. Una persona a la que todo el mundo en el partido seguía desde hace mucho tiempo. Jeremías Rodríguez es un militante conocido en la capital, pero sobre todo más conocido en la provincia, que tiene una relación muy estrecha con los alcaldes y a mí me parece que hay que reconocer el trabajo de muchos años de personas que como él no han ostentado responsabilidades directivas, pero que han estado siempre ahí haciendo un trabajo, no de cara a la galería, sino eso que se llama en los partidos de fontanero. Creo que era una ocasión muy propicia para que Jeremías tuviera ese reconocimiento de todo el partido que se ha merecido.
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¿Ha sido una decisión suya o una sugerencia del presidente regional del PP, Alfonso Fernández Mañueco, con quien comenzó a trabajar cuando fue presidente de la Diputación?
—Absolutamente mía. Es más, el presidente regional se enteró del nombramiento por la prensa. Fue Jeremías Rodríguez quien me puso en contacto con Alfonso Fernández Mañueco. Nos conocíamos porque fuimos compañeros de carrera
Su primer discurso, todavía como candidato, dejó perplejo al auditorio, ¿a quién iba dirigido el mensaje: “Aquí mando yo”, a Valladolid o a Madrid?
—A los miembros de partido de Salamanca, porque había dicho que mi estilo de dirección era de dar mucha autonomía, mucha participación, de mucho escuchar y de mucho dialogar, pero hay que recordar a todo el mundo que el que manda en último término soy yo como presidente. Si se interpreta en otros sentidos diferentes, el resultado es el mismo, el que tiene que ser: aquí mando yo.
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¿No ha tenido ninguna imposición de Valladolid o de Madrid?
—Aquí cada uno tenemos nuestras competencias. La dirección regional las suyas y la nacional, exactamente igual. También subrayé en mi intervención que debíamos actuar de la manera más coordinada, colaborar al máximo posible y con el mayor respeto porque eso garantiza la coherencia en la acción política.
También habló de coser el partido, ¿es consciente entonces que cualquier primaria interna deja jirones? ¿Le parece que es una buena fórmula?
—Hablé de dos cosas. Dije que necesitábamos aguja e hilo y a la vez hablé de la voluntad de no hacer rotos. Tan importante es una cosa como la otra. Y sobre todo, dije que los trapos sucios, las críticas, las opiniones, las sugerencias, las quejas y las inquietudes donde hay que contarlas es en casa. Durante este tiempo nunca he percibido, como secretario general del partido, determinadas quejas que se han aireado, ni ciertas posturas. Nunca se habían planteado en los órganos internos del partido. Creo que es bueno que sea en los órganos internos del partido donde se digan las cosas. Ni los medios de comunicación, ni en otros lugares.
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¿Alguna de las personas que lideraban la candidatura que perdió se ha puesto en contacto con usted?
—Pues, además de la precandidata la noche de las primarias, ha habido una persona de su equipo que me ha felicitado.
¿Por qué ha dejado el nombramiento del resto de la dirección del partido para después de las elecciones? ¿Teme que los que se queden fueran hagan una “huelga de brazos caídos”?
—No, no, porque este partido cuando se acerca una contienda electoral es una maquinaria perfecta. La maquinaria mejor enraizada de toda España.
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¿Estarán algunos de los díscolos en la dirección del PP?
—En la dirección del PP estarán los que estén después de las elecciones y hay mucho en juego hasta que se celebren y hasta que tengamos los resultados electorales. Vamos a tener mucha paciencia, pero muchos merecimientos no han hecho. Esa es la verdad.
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