Fuerzas de seguridad y emergencia acudieron a homenajear a profesionales y usuarios de Proyecto Hombre.

Así es el confinamiento total en Proyecto Hombre Salamanca

Desde hace cuatro semanas en la casa de Proyecto Hombre permanecen sin salir los 27 usuarios en procesos de desintoxicación junto con dos terapeutas y el presidente de la entidad, Manuel Muiños

Viernes, 10 de abril 2020, 19:39

Días antes del estado de alarma, por prevención y para proteger a los internos más vulnerables con patologías de salud, Proyecto Hombre Salamanca tomó una decisión inédita en los centros de la entidad en España: cerrojazo en el centro para evitar posibles contagios por coronavirus.

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Desde el 13 de marzo no sólo están confinadas las 27 personas en proceso de rehabilitación de adicciones -que no pueden salir a visitar a sus familias ni a actividades-, sino también dos terapeutas y el propio presidente de la entidad en Salamanca, Manuel Muiños, que han dejado fuera de las verjas de Proyecto Hombre sus vidas y a los suyos para seguir del lado de las personas que necesitan ayuda y continuar con los procesos de desintoxicación.

En la comunidad terapéutica se mantienen las rutinas, sesiones y actividades, pero se extreman las medidas de higiene, limpieza, distancias y contactos, y por el momento el coronavirus se mantiene a raya, sin ningún caso en la casa ni personas con síntomas. Los productos del Banco de Alimentos guardados sustentan los menús diarios en el centro, que se complementan con algunas donaciones solidarias que siguen llegando de panaderos y panaderías, restaurantes que donan el potaje los viernes o monjas como las del Zarzoso que endulzan los días de encierro a las personas encerradas con su adicción y a sus terapeutas y dirección. Dos trabajadores de Proyecto Hombre que no entran en la casa, se encargan de la logística para comprar y dejar en la puerta productos que puedan necesitar los confinados. Los Bomberos de la Diputación desinfectan dos veces a la semana la casa y la persona de mantenimiento también sulfata el perímetro.

Si ya es difícil superar una adicción, más cuesta arriba se hace sin el cariño y apoyo diario de los voluntarios, las actividades de tiempo libre y formación en el exterior o las visitas a la familia. Algo que se compensa ahora con más llamadas diarias a casa y envío de mensajes en forma de vídeo a los familiares.

“Puede parecer una locura pero agradezco estar aquí. Esta situación estrecha los lazos”, explica un terapeuta

“Los usuarios lo están llevando bastante mejor de lo que pensábamos. Se sienten afortunados de estar dentro, aunque a veces hay que trabajar el duelo porque alguno ha perdido a algún familiar en estos días”, explica Muiños.

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Laura es la educadora social que trabaja como terapeuta y ha dejado su hogar con sus padres para confinarse en Proyecto Hombre. Una experiencia vital y profesional es de lo más “positiva”, reconoce. “Aunque lo más complicado es la preocupación por mi familia, para mí, profesionalmente valoro esta experiencia porque estoy aprendiendo mucho, y conociendo más a nuestros chicos. Antes venías unas horas y te ibas, pero ahora sabes cómo están cuando tú no estabas, cómo se relacionan entre ellos y puedes llegarles más a la hora de hacer terapia”, explica Laura, que trabaja junto a Manuel Muiños y Quintana, el otro terapeuta para programar el tiempo libre y organizar actividades para que los usuarios estén ocupados y “tengan poco tiempo de pensar”. No falta la misa oficiada por Muiños los domingos, que además retransmite por Facebook. La colaboración es fundamental para la convivencia, por eso en la casa de Proyecto Hombre todos tienen tareas asignadas: usuarios que planchan, otros que cocinan y otros que limpian, ahora con más frecuencia si cabe.

“Los usuarios lo están llevando bastante mejor de lo que pensábamos. Se sienten afortunados de estar dentro”

Quintana fue antiguo usuario de Proyecto Hombre y ahora, convertido en terapeuta, es otro de los confinados desde hace tres semanas. “Para mí, tiene mucha carga emocional y lo peor es la preocupación por mi padre que está en una residencia y por mi madre que está en casa. Pero a la vez, estar aquí centrado en la casa me ayuda a sobrellevar la preocupación y que no pueda conmigo. Puede parecer una locura, pero agradezco estar aquí. Esta situación nos está haciendo crecer un montón, generando lazos más estrechos con una complicidad más intensa y honesta”, explica.

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El mejor momento del confinamiento fue el vivido esta semana con la visita sorpresa de la Policía Local de Carbajosa, Protección Civil de Carbajosa y Santa Marta, y los Bomberos de la Diputación que ofrecieron su reconocimiento en forma de aplausos a todo el equipo y usuarios de Proyecto Hombre por su esfuerzo y labor. Un gesto que arrancó las lágrimas de emoción, ilusión y esperanza a toda la familia de Proyecto Hombre. “No puedo por menos que agradecer el cariño, la cercanía y buen hacer de quienes en estos momentos difíciles se acuerdan de nosotros y nos animan a continuar adelante, luchando por una vida mejor para todos. Gracias porque los que aquí vivimos hemos sentido el calor de la solidaridad y la fuerza de los sentimientos compartidos”, agradece Muiños.

“Estar 24 horas con los terapeutas es un privilegio”

Francis es una de las 27 personas que forma parte de uno de los programas de rehabilitación de Proyecto Hombre Salamanca. Reside en el centro desde hace más de ocho meses. Confiesa que lo más duro no fue dejar de consumir cocaína, sino “trabajar para cambiar”, tanto en la relación con los demás como con uno mismo, con un intenso trabajo de introspección. Antes de que se iniciara la crisis sanitaria por el coronavirus, Francis salía cada 15 días o un mes a ver a su familia a casa. Ahora lleva confinado tres semanas, consciente de que es lo mejor. “Estamos más aislados y mejor que en nuestra propia casa. Además, tener 24 horas a los terapeutas es una ventaja y un privilegio. Es cierto que conviviendo el proceso es más intenso y nos viene bien a todos. Esto no es ningún parón en el proceso, sino lo contrario”, reconoce este usuario. Eso sí, Francis admite que “hay momentos difíciles” y “más tediosos” por el confinamiento y porque está “con un ojo fuera” pendiente de su madre que vive en Madrid. “Sé que lo lleva bien pero siempre tienes cierta intranquilidad”, confiesa Francis, que manda mensajes en vídeo a su familia dando ánimos y habla con los suyos con más frecuencia. Lo mejor del confinamiento, asegura, el “subidón” con los aplausos de las Fuerzas de Seguridad en la puerta del centro.

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