Viernes, 14 de agosto 2020, 23:57
El acuerdo entre el Gobierno y las comunidades autónomas ha supuesto un duro golpe para el ocio nocturno y la hostelería en general. El sector en Salamanca ha recibido con pesimismo la noticia y considera excesivo que se les impida abrir o tener que cerrar antes. Consideran que no solucionara el problema de los contagios pero, en cambio, significará la desaparición de muchos negocios. A la espera de lo que ocurra en las próximas semanas con las acciones legales que van a iniciar para frenar la aplicación de la nueva normativa, la incertidumbre sobre el sector aumenta, al igual que sobre las 400 familias en Salamanca que dependen de manera directa del ocio nocturno, los más damnificados.
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“Están matando moscas a cañazos”, afirma Álvaro Juanes, presidente de la asociación de hostelería salmantina. “No se puede actuar en zonas sin casos. Las medidas deben aplicarse solo donde hay problemas”, argumenta, a la que vez que explica que la información y las nuevas tecnologías permiten adoptar medidas más precisas. “El big data y la digitalización son claves y permiten controlar la trazabilidad de un posible positivo y sus contactos, además de aplicar las medidas de manera segmentada, donde realmente la situación lo requiera”, explica, además de poner de ejemplo la aplicación con código QR que ha impulsado el sector en Salamanca.
Las patronales de la hostelería y el ocio nocturno en España anunciaron en la tarde de ayer que recurrirán ante los tribunales las nuevas restricciones acordadas para bares, restaurantes y discotecas. Una postura que el presidente de la asociación de hostelería de Salamanca apoya. “A nivel autonómico habíamos acordado iniciar medidas legales. Ahora la situación ha cambiado, y habrá que recurrir la nueva norma”, indica Álvaro Juanes, que espera a la forma jurídica que van a adoptar las nuevas restricciones —en principio cada comunidad aprobará un decreto— para dar los primeros pasos.
El máximo representante de los hosteleros recuerda que las nuevas restricciones no solo les afectan a ellos, también de manera indirecta a hoteles, transporte, comercio o productores de materias primas. “Estamos en una economía circular”, mantiene. Sin embargo, reconoce que el sector del ocio nocturno va a resultar el más perjudicado. “La campaña de ‘se traspasa’ que iniciamos en marzo al final se va a convertir en realidad”, reconoce Álvaro Juanes. “El sector del ocio nocturno estaba muy tocado y esto le puede poner la puntilla”, afirma.
Jorge Carlos Moro, representante de este tipo de negocios, admite que la viabilidad de muchos está en entredicho con las medidas acordadas entre el Gobierno y las autonomías. “Corremos el riesgo de desaparecer. Estábamos ya en un 35% o 40% menos de ventas de lo normal y esto puede ser devastador”, asegura. El cierre les impide obtener ingresos, a la vez que siguen afrontando costes muy importantes, como el del alquiler del local, que puede llegar a varios miles de euros al mes. De ahí que Jorge Carlos Moro se muestre poco optimista de cara al futuro. “Hay 400 familias en Salamanca que dependen directamente de estos bares. Y los negocios van a tener que cerrar salvo que permitan alternativas para paliar mínimamente la situación, como que puedan obtener un licencia de tipo C temporal”, explica.
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