El último gran besapiés celebrado en honor al Cristo de Cabrera, en junio de 2019. EÑE

Vuelve la romería del Cristo de Cabrera, pero sin besapiés

Regresa el gran encuentro del 18 de junio, pero no la fiesta ‘chica’ del 3 de mayo para evitar la tradición donde los cofrades tiran de una cuerda para mover la talla

Jueves, 31 de marzo 2022, 22:42

La romería más multitudinaria de la provincia, la del Cristo de Cabrera cada 18 de junio, volverá a desarrollarse este año tras dos anualidades en blanco. “La decisión está tomada al 80%, aunque el porcentaje restante dependerá de si se producen cambios en la situación sanitaria”, confirmó José María Sánchez, presidente de la cofradía. No se celebrará, en cambio, la conocida como fiesta ‘chica’ que cada año tiene lugar el 3 de mayo en honor a los cofrades. El argumento para esta suspensión es que se trata de una cita a la que acude gente de edad avanzada y el tipo de celebración, con la procesión en la que todos tiran de una cuerda para mover en procesión la imagen del Cristo, propicia el contacto cercano, algo que por ahora desde la cofradía se prefiere evitar.

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Eso supone que la talla del Cristo de Cabrera permanecerá presidiendo el altar hasta el mes de junio, cuando se bajará para instalarla en la cabecera de la celebración. Cabe recordar que la cita con el Cristo de Cabrera reúne cada año entre 10.000 y 15.000 personas, una cifra que aumenta también cuando la romería se celebra en fin de semana, como ocurrirá este año. El Cristo de Cabrera, junto con Santa Teresa en Alba de Tormes y la Virgen de la Peña de Francia, son los tres referentes multitudinarios en las peregrinaciones religiosas anuales de la provincia.

La cita con el Cristo de Cabrera reúne entre 10.000 y 15.000 personas cada año, una cifra que subirá al ser fin de semana

Como novedad en la cita del mes de junio, la cofradía ya ha determinado que no habrá besapiés tradicional, sino que se optará por la veneración a la imagen con una inclinación de cabeza o un saludo al pasar ante ella y así evitar el contacto.

Los dos años en el interior del templo, sin salir a la intemperie para las procesiones ni los protocolarios besapiés, han supuesto para la talla un paréntesis que la ha mantenido en buen estado, “aunque cuando termine del todo la pandemia se ha previsto realizar una revisión general de su estado”, reseñó el presidente de la cofradía.

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