Lunes, 13 de julio 2020, 00:03
Ha sido el primer municipio de Salamanca en lanzarse a celebrar un mercado artesano tras la pandemia y, aunque no ha sido como otros años, ha sabido mantener el ambiente y crear una sensación de seguridad que hizo que vecinos y visitantes disfrutaran de una mañana diferente.
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Una de las novedades de este año fue que los accesos estaban controlados y sólo se podía entrar a la zona del mercado por un espacio habilitado para ello. Nada más hacerlo, los visitantes tenían ante si un punto de higiene y seguridad, donde además de gel estaban detalladas las recomendaciones sanitarias que todos debían seguir y un contenedor para depositar guantes y mascarillas al salir del recinto.
Otra de las novedades fue que hubo menos puestos que en ediciones anteriores. Tan sólo ocho en lugar de los quince habituales que ofrecieron a los visitantes una variada gama de productos. Dulces artesanos, aceites, quesos y embutidos, así como licores y joyas artesanas esperaban a los compradores desde las 11 de la mañana en la plaza de la localidad.
Durante toda la mañana la zona tuvo un ambiente animado, con vecinos interesados en los puestos. Algo que para los artesanos es fundamental ya que sus ingresos dependen en buena medida de este tipo de iniciativas que, de momento, se han reducido drásticamente en la provincia. Algunos de ellos se mostraban este domingo esperanzados con esta iniciativa, esperando que cale en otros municipios y que al menos puedan salvar parte de la campaña de verano. “Después ya veremos qué pasa en otoño y en invierno porque no sabemos cómo vamos a hacer”, aseguraba una de las vendedoras. “Sin los mercados artesanos y las ferias, los que estamos asentados en pueblos pequeños no tenemos otra forma de dar salida a nuestros productos. Para nosotros es muy importante que los pueblos vayan apostando por seguir celebrando estas actividades aunque no por eso tengan que reducirse las medidas de seguridad”.
Se trata de buscar el equilibrio y permitir que este tipo de comercio encuentre su espacio sin que por ello se produzcan aglomeraciones de personas o se reduzcan las medidas higiénicas. Este domingo en Rollán, mascarilla y gel fueron lo habitual a la hora de hacer las compras y disfrutar de parte de la normalidad de otros años.
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