La familia Prudnykov, recién instalada en Martiago. CASAMAR

“Si volvemos nos matan”. El testimonio de la familia que se asienta en Martiago tras huir de Ucrania

La familia Prudnykov encontró en España un refugio a los conflictos religiosos con Rusia

Jueves, 1 de abril 2021, 13:06

Han pasado dos años desde que la familia Prudnykov, procedente de la frontera de Alhevsk, una ciudad fronteriza con Rusia, dejó su país huyendo del enfrentamiento religioso entre ortodoxos rusos y ucranianos, un conflicto que dejó a Vitali Prudnykov, el padre de familia, sin trabajo. Tras tener que separarse y desplazarse a otras zonas del país, Vitali y su esposa Natalia lograron llegar a España con sus siete hijos: Polina, de cuatro años; Sofiia, de 6; Andrii, de 10; Anastasia, de 12; Viktoria, de 14; Vladyslav, de 18; y Marco, de 23 años.

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“Vimos que en España había un programa para acogernos y darnos trabajo”, cuenta uno de los hijos mayores. Así, conocieron a través de internet a la fundación CEPAIM y viajaron a Barcelona para más tarde afincarse en Salamanca capital, y finalmente, en Martiago. Gracias a un residente originario de Ucrania, que supo de su trágica historia, el Ayuntamiento, apostando por poblar el entorno rural, decidió dar al padre de familia trabajo durante un año y poner a su disposición una casa que, aunque deshabitada durante mucho tiempo, han acondicionado especialmente para ellos. La madre de la numerosa familia comenzará además, en breve, un curso para trabajar en residencias de mayores.

Las consignas han cambiado mucho desde aquel “podréis existir, pero no vivir, os haremos la vida imposible”, que los hostigadores lanzaban contra la familia baptista, y que recuerdan ahora ya sin temor alguno desde Martiago, donde aseguran sentirse felices. En esta nueva vida, uno de los hijos estudia un ciclo de FP de Electricidad, otro se ha decantado por la cocina, mientras los demás aún deciden sobre su destino.

Tras un duro trasiego y ocho meses separados estando en Ucrania, podrían convertirse en la segunda familia extranjera que se instala definitivamente en Martiago, ya que el Consistorio dio hace doce años la misma oportunidad a una familia polaca con cuatro hijos que sigue residiendo en la localidad salmantina.

Cuatro de los pequeños comenzarán muy pronto el colegio. “Nos da algo de miedo empezar con todo nuevo”, confiesa con timidez una de las niñas mientras viven agradecidos y unidos en el entorno del tranquilo pueblo, lejos del yugo de la guerra bajo la que peligraba su vida.

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