Una vecina de Terradillos, con agua embotellada. EÑE

Los vecinos de esta localidad salmantina no se fían del agua que sale de sus grifos

Los residentes en Terradillos no consumen agua corriente, mientras que en Quejigal y ‘La Rad’ se abastecen con las cisternas que manda la Diputación

Martes, 19 de febrero 2019, 09:58

El alto nivel de arsénico en algunos municipios de la provincia es un verdadero quebradero de cabeza para sus vecinos, hasta el punto de no poder utilizar el agua ni para cocinar. “La usamos siempre embotellada tanto para beber como para cocinar porque no nos acabamos de fiar”, denuncia un vecino de la urbanización Los Cisnes, que reconoce echar en falta más información del Ayuntamiento de Terradillos cuando los niveles de contaminación suben. “Creo que todo el mundo aquí compramos el agua, al menos en la fase donde yo vivo, para prevenir problemas”, reconoce.

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Más grave aún que el problema que tienen en Terradillos es la situación que día a día sufren los vecinos de Quejigal, la pequeña pedanía de Canillas de Abajo, y quienes viven en la urbanización ‘La Rad’, en Galindo y Perahuy, donde el agua directamente ha dejado de ser potable.

“Cada dos o tres semanas tenemos que pedir una cisterna a la Diputación que descarga el agua en un depósito que construímos y que es al que acuden los vecinos que viven en Quejigal”, explica Alfonsa Sánchez, alcaldesa de Canillas de Abajo.

El pequeño tamaño de la pedanía, con apenas 20 personas censadas, hace imposible la instalación de un filtro por el elevado coste que supondría, como aseguran fuentes de la Diputación provincial. “Al final la gente que vive allí se ha acostumbrado porque llevan teniendo este problema con el agua desde hace años, aunque sí pueden utilizarla para fregar o lavar”, afirma la regidora.

Tampoco es mejor la situación que viven algunos de los vecinos de la urbanización ‘La Rad’, donde el problema está en que la red de distribución del agua potable no está separada de la red de riego.

La solución en este caso, como explican desde la institución provincial, pasaría por la instalación de un filtro de gran capacidad y de más de 200.000 euros que eliminaría el arsénico de todo el agua, incluso de aquella no destinada a consumo humano. Como ocurre con Quejigal, la Diputación considera también “inasumible” esta inversión económica en la fase de mantenimiento.

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La postura de la institución provincial, que no considera “económicamente viable” esta solución para depurar el agua, parece no echar para atrás al alcalde de Galindo y Perahuy, Francisco Jesús Rodríguez, que insiste en que el problema estará solucionado en apenas unos meses.

“Hemos invertido las ayudas del Plan de la Sequía en hacer un depósito y un sondeo y ahora esperamos destinar el dinero de los planes provinciales a construir un depósito mayor de hasta 350.000 litros al que llegaría el agua del sondeo ya sin arsénico”, concluye el regidor.

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