Miércoles, 24 de marzo 2021, 22:55
En tiempos de covid hay quienes eligen entre cumplir con las normas o arriesgarse “para poder subsistir”. “No se puede pasar, pero yo continúo trabajando y pasando por la presa”, confiesa una vecina de Hinojosa de Duero. “Aquí estamos como huidos porque somos varios vecinos los que pasamos”, recalca.
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Su día a día se ha convertido en un suplicio, ya que la tarea de cruzar la frontera no siempre es sencilla. Si bien es cierto que sortear vallas y piedras e ignorar un precinto no parece un gran impedimento para ahorrarse lo que consideran un rodeo “absurdo e innecesario”, sí suponen un mayor riesgo los controles aleatorios de las autoridades, que ya han metido a esta vecina en más de un aprieto.
“El otro día bajaba de trabajar y estaban allí las autoridades con el coche, así que tuve que darme la vuelta”. Ante estos imprevistos las jornadas laborables de los vecinos más ‘rebeldes’ pueden verse alargadas cuando al caer la noche deben ocultarse entre las sombras hasta que las autoridades portuguesas se marchan, o bien regresar a su puesto de trabajo y esperar. La escena se repite de vez en cuando, pero a los trabajadores que optan por esta opción les sigue mereciendo la pena.
Lo mismo sucede en el otro sentido, y es que también hay portugueses que reivindican su derecho a la libre circulación saltándose el cierre cuando ven la ocasión perfecta y libre de peligro. Ni siquiera el refuerzo de vigilancia y barreras pétreas más pesadas pueden disuadir a los vecinos de La Raya de seguir con su vida normal.
Así, es común ver coches solitarios aparcados junto a la frontera de algunas localidades como La Fregeneda y Saucelle, y es que los conductores pasan a pie, hacen sus recados, y regresan del mismo modo.
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“Esperemos que no salte la liebre, pero somos seis o siete en total los que pasamos diariamente, aunque en este cierre es más difícil, hay que saltar la valla porque las han juntado a las barandillas de la presa”.
El paso fronterizo de Fuentes de Oñoro-Vilar Formoso, en la A-62, es el único abierto en la provincia al tráfico rodado y peatonal siempre que se tenga una causa justificada, de los nueve que existen a lo largo de La Raya salmantina, provocando la práctica paralización de los intercambios comerciales habituales. Los rodeos llegan a suponer más de 100 kilómetros de desvío tan solo para llegar al puesto de trabajo.
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La Policía Nacional, en el lado español, y la Guardia Nacional Republicana, en el portugués, han establecido un férreo control simultáneo en la frontera entre Fuentes de Oñoro y Vilar Formoso para comprobar que se cumple alguna de las causas justificadas que permiten el tránsito entre los dos países. Algunos habitantes de localidades como Fuentes de Oñoro confiaban en una relajación de las medidas impuestas para facilitar el día a día, como visitar a familiares o amigos al otro lado de La Raya.
El quince de marzo el Gobierno publicaba la prórroga de los controles y el cierre fronterizo hasta el día 6 de abril, por lo que a partir de la Semana Santa la situación podría dar al fin el esperado giro y volver a permitir el tránsito, dado además que la incidencia es mínima en La Raya salmantina.
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