Los murales que quieren recuperar la memoria en Cristóbal

Las calles de Cristóbal se están convirtiendo poco a poco en un museo al aire libre; un rincón de la memoria gracias a la proliferación de diferentes murales que han ido confeccionándose en los últimos meses con el objetivo de rendir memoria a los viejos oficios y antiguas tradiciones que tuvo la localidad.´

El proceso no ha terminado aún ya que, como relata el alcalde, Antonio Luengo, a las creaciones ya terminadas se pretenden añadir tres más, como poco. No obstante, aquel que quiera disfrutar de las diferentes escenas puede hacerlo ya porque hay cuatro visibles y ubicadas en diferentes puntos. Todas ellas pueden verse desde la calle, aunque se han utilizado para ello fachadas públicas y privadas.

Una de las escenas más llamativas y grandes es el lobo, uno de los emblemas de Cristóbal, cuyos vecinos con conocidos precisamente como “lobos”. Se encuentra en la fachada principal del multiusos y cuenta en un lateral con una escena del potro de herrar o mueco.

El edificio adyacente, la antigua escuela, que ahora sirve también de espacio multiusos tiene una cabra, es decir, la ganadería, símbolo también de las faenas agrarias.

Por eso, en la fachada trasera del edificio consistorial se ubica una escena de trilla y, más hacia la travesía hacia Guijuelo, un carbonero, que también fue oficio del pueblo.

“Ya nos han ofrecido más fachadas. Tenemos al menos tres”, señala Antonio Luengo, que confirma su intención de continuar con más murales, elaborados todos por el artista Jahuar.

Se barajan entre los nuevos murales escenas relacionadas todas con labores del pueblo: el arado, la siega, la vendimia o el pastoreo. Esas, y las que puedan venir después.

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