La despoblación ha provocado que en muchos pueblos no viva ya ningún niño. ARCHIVO

Los menores de 14 años, ‘especie en vías de extinción’ en los pueblos salmantinos

En 2 de cada 3 localidades ya hay menos de veinte niños menores de esta edad | La sangría demográfica afecta especialmente a una decena de municipios donde ya no vive ningún niño y el último nacimiento se registró, en algunos casos, hace más de 30 años

Lunes, 7 de junio 2021, 23:20

La despoblación sigue haciendo mella en la provincia de Salamanca, donde los pueblos poco a poco han ido “vaciándose” de niños hasta el punto de que en dos de cada tres, o lo que es lo mismo en 246 del total de 362, hay ya menos de veinte menores de 14 años.

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La falta de servicios y la marcha de los más jóvenes en busca de un futuro mejor en la ciudad han hecho, además, que la situación sea especialmente grave en una decena de localidades salmantinas. De hecho, en algunas de ellas no se registra un nacimiento desde hace décadas, como en el pequeño municipio de Puebla de San Medel, en la comarca de Béjar, donde el último bebé que nació acaba de cumplir 26 años. Algo que también ocurre en Navalmoral de Béjar o Navamorales, donde los últimos niños se registraron hace más de treinta años.

Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) no dejan tampoco lugar a dudas del ‘golpe’ de la despoblación en pueblos como La Bastida, Cerezal de Peñahorcada, Herguijuela de Ciudad Rodrigo, El Manzano, Navamorales de Béjar, Peralejos de Arriba, San Miguel de Robledo, Villarmuerto y Zarapicos, donde en algunos casos los únicos niños que hoy corretean por sus calles son los que llegan los fines de semana o durante las vacaciones.

El “reto demográfico” que plantea la despoblación se ha convertido en el eje central de “Pueblos con Futuro”, el ambicioso plan que hace apenas unos días presentaba el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con 130 medidas para combatir el éxodo rural y una inversión de 10.000 millones de euros procedentes de los fondos europeos.

Pero si en algo están de acuerdo los alcaldes de algunos de estos pueblos es que para evitar que esta sangría poblacional continúe son necesarios hechos, no palabras.

Otro buen ejemplo de los efectos de la despoblación que se vive en los pueblos salmantinos es que en casi la mitad de ellos (160) no se empadronó a ningún recién nacido en el último año, según el INE.

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La esperanza en alguno de estos pequeños municipios sin niños es que la pandemia y el cambio de mentalidad que ha supuesto para muchos urbanitas suponga también un nuevo renacer para ellos.

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