Lunes, 11 de abril 2022, 11:44
EL rico patrimonio de Castilla y León atesora dos monumentos declarados Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de jardín histórico que bien merecen una escapada para disfrutar de la riqueza natural, la paz y las sensaciones que guardan. Se trata de la villa ... renacentista de El Bosque en la ciudad de Béjar y el Coto de Nuestra Señora del Carmen en Peñacaballera y ambos están en el sureste de la provincia de Salamanca.
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Apenas los separan trece kilómetros y ofrecen a los amantes de los jardines antiguos, con impresionantes especies naturales, una buena excusa para visitar la provincia salmantina y conocer ambas joyas del patrimonio de la comunidad. Existe, unos kilómetros más abajo, en la localidad de Abadía en la provincia de Cáceres en Extremadura, otro jardín, de la época renacentista, que perteneció a los Duques de Alba. Distan entre ellos apenas 35 kilómetros en una situación poco habitual que, probablemente, sea única en España.
Los dos jardines salmantinos, la villa renacentista de El Bosque de Béjar (siglo XVI) y el Coto de Nuestra Señora del Carmen (finales del siglo XIX y principios del XX) son dos espacios naturales de gran riqueza natural y paisajística que han logrado sobrevivir al paso del tiempo, a las tendencias estilistas sin perder su esencia.
Es un conjunto monumental construido en el siglo XVI a instancia de los Duques de Béjar como lugar de descanso y recreo en sus visitas a la ciudad. La finca renacentista ha pasado por varios propietarios hasta que, el 24 de marzo de 1999, los hermanos Oliva vendieron la finca al Gobierno central, la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento por 160 millones de pesetas, casi un millón de euros. El Ejecutivo donó su parte el Consistorio bejarano y, por ello, la ciudad es propietaria dos de las terceras partes de la finca y la otra, de la Junta.
Por un decreto del 11 de enero de 1946 fue declarado Jardín Artístico por el Ministerio de Educación Nacional. Treinta y seis años después, en 1982, fue inscrito como Bien de Interés Cultural del Patrimonio Histórico Español por el Ministerio de Cultura y en 1995, la Junta de Castilla y León publicó una orden para la delimitación expresa del conjunto.
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Pasear por El Bosque permite escuchar los sonidos de la naturaleza en un recinto que transmite paz y permite viajar a la época ducal, aunque ahora acoge distintas obras que ‘afean’ son belleza monumental. De hecho, muchas han sido las mejoras realizadas en ese recinto monumental en las últimas dos décadas y se cifra la inversión en más de 5 millones de euros. En la actualidad, recibe dinero de un programa transfronterizo europeo gracias al proyecto Jarcultur, que permitirá rehabilitar la huerta, la rehabilitación del paseo de la Alameda y realizar un estudio para las fuentes. Cualquier época del año es buena para visitar El Bosque aunque es con la floración de la primavera cuando gana en belleza.
Se trata de un jardín privado creado por voluntad del Conde de Palacios y proyectado por el valenciano Tomás Veyrant. El jardín fue adquirido por la familia Tavira hacia 1945 aunque fue en 1987 cuando pasó a manos de Felipe Tavira, fallecido hace 5 años, por empeño de su mujer, Rosa Olías. Desde entonces, la familia Tavira se ocupa de su conservación.
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Está dividido en varias zonas pero es la escalinata de granito el eje central del jardín. Tiene más de 100 escalones para hacer a la terraza en la que se ubicaba un chozo, destrozado en 2017. Fue declarado Bien de Interés Cultural en el 3 de noviembre de 2005 en la categoría de jardín histórico. Dispone de vivienda y capilla y, después, de varias zonas de jardín como el rosal embellecida con un miliario romano flanqueado por dos grandes laureles a modo de separación entre el jardín con sol y el jardín con sombra cerca de la casa. La zona de arbolado reúne ejemplares de especies como el cedro del Himalaya, abeto, tejo, araucaria, la secuoya, castaño de indias y muchas más que hacen de este jardín un buen ejemplo de las especies arbóreas existentes en todo el mundo. Perderse por el Coto ofrece al visitante una experiencia sensorial de gran valor.
LA Carta de Florencia de 1981, adoptada al año siguiente por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), organización internacional no gubernamental asociada con la Unesco, define un Jardín Histórico como “una composición arquitectónica y vegetal que, desde el punto de vista de la historia o del arte, tiene un interés público”. Como tal, está considerado como un monumento. El jardín histórico es una composición de arquitectura cuyo material es esencialmente vegetal y, por lo tanto, vivo, perecedero y renovable. Su aspecto es, pues, el resultado de un perpetuo equilibrio entre el movimiento cíclico de las estaciones, del desarrollo y el deterioro de la naturaleza, y de la voluntad artística y de artificio que tiende a perpetuar su estado”.
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LO QUE DICE LA LEY ESPAÑOLA. Dentro de la enumeración de los distintos tipos de Bienes de Interés Cultural (BIC), la Ley de Patrimonio Histórico Español (1985) define por su parte el Jardín Histórico como “el espacio delimitado, producto de la ordenación por el ser humano de elementos naturales, a veces completado con estructuras de fábrica, y estimado de interés en función de su origen o pasado histórico o de sus valores estéticos, sensoriales o botánicos”.
USO PÚBLICO. Tanto la ley nacional de Patrimonio como la normativa regional marca que la apertura de los monumentos declarados como (BIC deben abrir al público un mínimo de cuatro días al mes, es decir, al menos un día a la semana. Sin embargo, deja en manos de sus propietarios la apertura o no de más días con el horario que consideren oportuno y mediante el pago de entrada o con acceso libre. Es por ello que, en el caso de El Bosque, las obras de mejora estén conviviendo con la apertura al público con señalización y medidas de seguridad.
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Precisamente, ICOMOS ha reclamado la paralización de las obras de las huertas en la finca renacentista de El Bosque por no estar de acuerdo con ella tras la denuncia presentada por el Grupo Cultural San Gil y la plataforma en defensa de El Bosque. Por su parte la Junta, como copropietaria, ha solicitado una reunión por considerar que, para esa petición, ICOMOS no ha contado ni con ella ni con el Ayuntamiento.
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