El camionero peñarandino Antonio Martín. TRISOL

Los camioneros, de cabeza por el corte de la CL-610

Más gasto diario en gasoil y más tiempo de conducción en los trayectos afectan desde ayer a la actividad del sector

Jueves, 10 de junio 2021, 11:35

El corte total de la carretera CL-610, desde Rágama al límite de provincia con Ávila, que comenzó ayer y se prolongará, al menos, un mes trae de cabeza a los camioneros que diariamente transitan por esta vía para coger en Medina del Campo las autovías hacia toda la zona norte de España.

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“El mayor problema no son los 22 kilómetros ó los 44 si haces ida y vuelta que hay que dar en el rodeo sino el gasto diario de conducción de 15 ó 30 minutos que llevamos muy controlado en el tacógrafo y que te puede suponer no llegar a casa a dormir ó quedarte incluso a las puertas de la fábrica por no llegar a cargar o descargar a tiempo”, explica Antonio Martín, un camionero peñarandino.

Antonio Martín afirma, además, que “no entendemos cómo se ha decidido cortar la carretera totalmente cuando por ejemplo de la de San Pedro del Arroyo a la autopista AP-6, que son 26 kilómetros, la están arreglando pero dejando siempre un carril para circular”.

El problema afecta a decenas de camiones que acuden a diario a la mina de Bóveda del Río Almar y otros tantos que cargan y descargan en los polígonos y resto de empresas de Peñaranda. “El trayecto alternativo que proponen nos obliga a pasar por varios pueblos, algunos con travesías muy estrechas como la de Aldeaseca de la Frontera donde cruzarse con otro camión resulta muy complicado, por lo que muchos estamos optando por ir de Peñaranda hasta Fontiveros y de allí ir a coger la A-6 en Arévalo, que son unos 24 kilómetros” añade el camionero.

A mayor tiempo de conducción y más kilómetros se suma, por supuesto, el gasto en carburante. “Si un camión puede gastar de 30 a 32 litros a los 100 kilómetros, los rodeos que tenemos que dar ahora pueden estar en torno a 15 litros y eso se traduce en unos 18 euros más diarios sólo en gasoil”, asegura.

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Repartidores y conductores de las líneas de autobús son otros “habituales” que comparten este quebradero de cabeza.

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