La llegada del frío y las primeras nieves anuncian cada año el final de la temporada micológica, aunque antes de guardar la navaja y la cesta de mimbre todavía hay tiempo para hacer una última salida. El objetivo es buscar las famosas ‘angulas o gulas de monte’, como se conoce comúnmente a un tipo de seta que suele aguantar bien las bajas temperaturas.
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“La mayoría de la gente sale al campo a buscar boletus y níscalos, cuya producción comienza a bajar en este tiempo, pero también hay otras especies menos conocidas que siguen saliendo estos días a pesar del frío”, explica María Hernández, técnica de Micocyl, el programa encargado de la gestión de los acotados en Castilla y León.
De color amarillento y sabor dulce, las ‘angulas de monte’ son un buen premio para los buscadores más perseverantes. “No suele haber muchas y además es difícil dar con ellas. Realmente son para gente experimentada, aunque siempre es un buen plan salir a dar una vuelta por el campo”, apunta el experto José Ignacio Gómez, que para ayudar da una pista: “Hay que buscarlas al pie de los castaños”.
Ambos micólogos coinciden en que la afición que siempre ha existido en Salamanca se ha multiplicado en esta última campaña por el coronavirus y las ganas de ‘pisar’ campo. “Ha habido mucha más gente que otros años, a pesar de que haya habido menos producción y de que el COVID haya limitado los movimientos entre comunidades”, destaca María Hernández, todavía sorprendida por el ‘tirón’ que están teniendo las setas tras el confinamiento.
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