Jueves, 28 de mayo 2020, 12:32
La reubicación pautada en otro lugar, que no se ha dado a conocer, de la treintena de okupas que han llegado hace una semanas a la urbanización El Encinar se perfila como la solución que está más al alcance de la mano tras dos semanas de negociación y la intervención del Consistorio y las más altas instituciones.
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Tal como indicó el alcalde de la localidad, Alejandro Álvarez, “hemos tenido una Junta de Seguridad telemática con la Subdelegación de Gobierno, Guardia Civil, representantes de la Junta y Policía Local. A pesar de alguna diferencias de criterio, la reubicación de este grupo de personas parece ser la solución más factible”. Esta solución se ha planteado al grupo de okupas que no la habría rechazado.
Desde el Consistorio viminatense, también se ha reseñado que ha mejorado “un poco” el comportamiento de los okupas, cuya incidencia en la convivencia vecinal y la inseguridad ha generado un clima de preocupación entre los vecinos. “Entendemos que los residentes sigan preocupados, porque se perdió la confianza en los okupas, pero ellos nos han transmitido que también quieren irse”, reseñó Álvarez.
A lo largo de las últimas dos semanas los vecinos han seguido quejándose de la falta de cumplimiento de las normativa de confinamiento de este grupo de una treintena de personas que okupó varias viviendas hace un par de meses.
Las salidas en grupos muy numerosos, la presencia de menores en las calles hasta altas horas de la noche y la nula atención a las sanciones que les ha impuesto en este periodo la Policía Local han sido algunos de los detonantes del malestar continuado.
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El alcalde volvió a recordar que no está dispuesto a ampararlos, “han dado una patada a la puerta para entrar en algunos pisos y están generando problemas de inseguridad y convivencia con los vecinos en una situación tan difícil como el confinamiento por la pandemia. No se puede tolerar”.
La instalación de medidas de seguridad pasiva como son las cámaras de vigilancia va a ser realidad en las calles del municipio desde el verano. El Consistorio apuesta por realizar un control de algunas zonas concretas como son las entradas a las urbanizaciones, que son un punto clave y relativamente sencillo de revisar. A las cámaras de vídeo que se colocarán en estos lugares se sumarán otros emplazamientos considerados estratégicos, como algunos edificios —caso concreto de la biblioteca municipal— y recintos deportivos de la localidad ubicados en algunos de sus tres núcleos de población. Las cámaras de vigilancia estarán bajo el control de la Policía Local y la Guardia Civil. En el proyecto con el que trabaja el Ayuntamiento se plantea la instalación de entre una decena y quince de estos sistemas, cuya financiación saldría de una subvención que recibirá el municipio vinculada a inversiones por la pandemia. Esta inversión en seguridad se ha considerado prioritaria por parte del Consistorio y además ofrece la ventaja de que el sistema funcionaría las 24 horas durante los 365 días del año. La instalación de estas cámaras públicas y las privadas de las comunidades de vecinos serán uno de los temas del próximo pleno municipal.
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