Corría el año 1933 y Luis Buñuel rodaba su famoso documental “Tierra sin pan”. De camino a Las Hurdes, el cineasta descubrió el antiguo monasterio de San José, en pleno corazón de Las Batuecas, un lugar rodeado de huertos, ermitas y fuentes de aguas medicinales que intentó comprar por 150.000 pesetas de las de entonces. La falta de acuerdo con el Obispado y, sobre todo, el levantamiento militar y su exilio a Francia dieron al traste con aquel sueño.
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Hoy, el monasterio carmelita de Las Batuecas, también conocido como Desierto de San José, sigue siendo aquel remanso de paz que en su día enamoró a Buñuel, además de un lugar de retiro espiritual para quienes quieren desconectar del mundo.
Es también el centro de una de las rutas más populares de la provincia, la que conduce hasta la cascada del Chorro, a la que estos días es imposible llegar por el periodo de reproducción de las aves. La prohibición (temporal) de la Junta no impide, sin embargo, disfrutar de una ruta de algo más de 5 kilómetros que se adentra en el valle de Las Batuecas.
Senda accesible
El recorrido arranca en el parking habilitado en la carretera que sale de La Alberca, la SA-201, en dirección a Las Mestas. Desde allí parte una senda accesible salpicada de carteles explicativos que dan al visitante una idea de la flora y fauna que le acompañaran durante su paseo. Siempre en paralelo al río Batuecas, la senda lleva hasta el monasterio al que sólo pueden acceder los frailes carmelitas que viven allí y que se encargan también de regentar la hospedería en la que se alojan quienes quieren pasar unos días disfrutando del ambiente contemplativo.
Para poder ver el antiguo convento, que fue fundado en 1599 por los carmelitas descalzos bajo los preceptos de austeridad y sencillez de Santa Teresa, habrá que desviarse hasta el mirador de San José por el sendero que bordea el monasterio y que parte junto al río. La peculiaridad de este camino es que está completamente cubierto por las raíces de los árboles que plantaron los monjes hace más de 200 años.
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Un cartel señala el desvío al mirador y también a algunas de las antiguas ermitas que rodean el monasterio, hoy en ruinas, en las que vivían los ermitaños en durísimas condiciones.
Pinturas rupestres
Después de disfrutar de las vistas del Desierto desde arriba y regresar de nuevo al camino, habrá que continuar durante algo más de un kilómetro hasta la sorpresa final de esta ruta, que llega en forma de pinturas rupestres. Se trata del ‘Canchal de las Cabras Pintás’, donde puede intuirse una escena de caza de la época del Neolítico.
LA FICHA
Ruta: Monasterio carmelita Desierto de San José, en Las Batuecas.
Recorrido: 5 km. ida y vuelta.
Dificultad: Media.
Cómo llegar: A 11 kilómetros pasando La Alberca por la carretera SA-201 en dirección a Las Mestas.
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