Salvada de la hostil plaga de xilófagos que la erosionaba, la imagen de San Sebastián perteneciente a la parroquia de Sepulcro Hilario ya descansa en su hogar, la parroquia de San Pedro, y luce un renovado aspecto. La restauradora Alejandra del barro Luna se ha encargado de esta pieza durante los últimos meses en el municipio de Cepeda.
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Esta restauración no solo ha librado a la imagen de la acción de los xilófagos, sino que ha servido para revelar que pertenece al siglo XVI, y no al XVII, como se pensaba en un principio. Esta revelación encuentra su razón de ser en la carnación tan bruñida propia de ese siglo, mientras que la carnación del siglo XVII es más mate y realista, con policromía más fina basada en el verismo.
No solo eso determina que la pieza pertenece a un siglo anterior al datado inicialmente, sino que el pelo dorado que tiene la imagen también es propio del siglo XVI, otro de los datos decisivos. La talla, de 120 centímetros de alto, presentaba un 40% de pintura original en las carnaciones, mientras que el cabello y el perizoma o paño de pureza lucían en perfectas condiciones.
Al comenzar la restauración, y debido a que la obra presentaba una fuerte alteración de laguna cromática, se decidió finalmente por criterio suprimir los repintes y conservar el original.
El proceso al que la restauradora ha sometido a la pieza ha servido además para eliminar la goma laca original de la escultura. A continuación se ha continuado con el proceso normal en estos casos: estucado, reintegración con rigatino en trama gruesa puesto que la imagen va a ser colocada en el retablo de la iglesia parroquial y capa de protección de barniz semimate sólo en las zonas intervenidas.
El coste total de esta restauración de la imagen de San Sebastián, afectada por xilófagos, ha superado los 1.600 euros. En el próximo mes de agosto la restauradora responsable de la misma dará una charla en la iglesia parroquial de Sepulcro Hilario para explicar a los fieles e interesados el proceso de restauración seguido paso a paso, y el cual siguieron semanalmente tanto el párroco como el delegado diocesano de Patrimonio Cultural.
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Los xilófagos representan una de las principales amenazas para la integridad de la rica imaginería que las parroquias atesoran en sus templos y sacan en procesión. Las labores de restauración, además de garantizar su integridad, sirven para conocer nuevos detalles de la pieza, como en este caso, el origen; detalles que pueden hacerla más valiosa.
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